miércoles, 8 de diciembre de 2010

Hotty-minded skulls

Una vez vi a un joven de la Iglesia de Irlanda, un empleado de banca del oeste de Irlanda, sumido en un trance parecido. No tengo duda alguna de que también él estaba bastante convencido de que la manzana de Eva era la manzana de una verdulería, y sin embargo vio el árbol y oyó a las almas suspirando por sus ramas, y vio manzanas con rostro humano, y aplicando el oído a una manzana oyó un sonido parecido al de una riña de huéspedes.



The first board spake and said:

"Is it best eating flesh or bread?"



The only reason for mentioning the ceremony is, that I scarcely ever in my life saw any phenomena so ridiculous as the meekness and gravity of those three young men whilst being "led to the altar".


So the wench sayth as so we marcheth, not even for those of springless meanroam butever into the sunbeam of glowth there she lays. And as for a pauper it would perwill thy hightity, thus mine hort apprices Rome.



lunes, 6 de diciembre de 2010

UN ÁTOMO UN ATTIMO UN MOMENTO

No he estado soñando, soy insomne; los somos los seres tan extraños.





Véngase conmigo
No duerma
Despierte

Reseñas sin libro I

habida cuenta de la cantidad de libros que se publican en España; del desinterés de la crítica y hacia la crítica; del desinterés en general; de la paradójica ausencia, cercana a la negación, de la lectura del gran público u horda populacha; de otros motivos que ahora mismo se me escapan: considero importante dar comienzo a esta serie, intitulada "Reseñas sin libro", que recogerá interesantes recensiones de obras literarias, sin indicar en ningún caso de qué obra se trata, ni quién es su autor, ni quién realiza la crítica. amén.


De vez en cuando, es bueno que un poeta, que no tema el aire rarificado de las cimas, se atreva a elevarse por encima de lo vulgar para que, en un soplo épico, exalte nuestro hoy. Porque, no nos equivoquemos: esos valientes jóvenes que, en lo peor de la guerra, han intentado todo (en vano, ¡lástima!) para evitar el infierno argelino a un joven militar que pedía misericordia, son los verdaderos sucesores de Ayax y de Aquiles, de Hércules y de Telémaco, de los Argonautas, de los Tres Mosqueteros,e incluso del Capitán Nemo, de Saint–Exupéry, de Teilhard de Chardin... En cuanto a los lectores a quienes las virtudes de la epopeya dejen insensibles, encontrarán en este librito suficientes digresiones y paréntesis para obtener en ellas su placer, y en particular una receta de arroz con aceitunas que debería satisfacer a los más difíciles.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Eyjafallaökull II: la derrota de lo real

Hay poco que decir.

Todo el asunto es de una sordidez espeluznante.

Hace casi cinco meses reprodujimos aquí la atribución y desvelamiento del asunto del volcán islandés por parte del colectivo Ökull. Y ya en el primer párrafo sospechábamos que esto iba a ocurrir. Era previsible entonces, es evidente ahora.

Hemos asistido al eficaz silenciamiento de este hecho artístico, no por ello menos incontestable. Las autoridades de lo real, tras dejar que la inercia informativa continuara repitiendo las falsas noticias que el colectivo había pergeñado durante unas semanas (las mismas que el propio colectivo anticipó), han sabido aprovechar la débil memoria del consumidor de información masiva a favor de sus intereses.

No podía ser de otra forma. Una vez expuesto visceralmente el rastrero funcionamiento de los medios de comunicación, a sus estructuras de poder, que son también las de política y finanzas, sólo les han dejado dos opciones: negación u ocultación.

La negación habría sido un éxito para el colectivo, el tácito reconocimiento de su maniobra artístico-política. Así que optaron por la ocultación. Por supuesto, no cometieron el error de acabar con la performance mediática de forma tajante, lo cual habría despertado sospechas inmediatamente. Si no que sometieron al fenómeno a un progresivo cierre de flujo, por el cual el volcán fue paulatinamente desapareciendo de todas las mesas informativas hasta ser erradicado por completo, incluso de los archivos. El efecto es evidente y el volcán ya parece no haber existido jamás.

Los aviones volvieron a volar de inmediato, los islandeses recuperaron después un aire límpido y nuevo, casi recién plantado.

No obstante, la ocultación no supone sólo el éxito, sino el mayúsculo triunfo de Ökull. Si se trataba de meter la mano en el pozo del poder informativo para extraer el cieno y arrojarlo a la cara de los consumidores, la ocultación y el olvido no hacen más que revelar la necesidad de su acción.
Ahora, bien oculta y tapada por la nueva agenda de desastres y crisis, no es más que un montón de residuos radiactivos, desactivados a tiempo, antes de convertirse en el chernóbil que se llevara por delante los instrumentos capitalistas de control mental.

Pero, como tales residuos, seguirán ejerciendo su maligna influencia a través de la tierra y el tiempo. La duda que han sembrado es de tal calibre entre los que supimos de la verdadera naturaleza del volcán en tanto intoxicación informativa que no cabe ahora más que la megaduda hipercartesiana. Todo ha cambiado. La crisis, la guerra, el Papa. ¿Existen? Obama, la muerte de Hitler, yo mismo. ¿Son, están, pueden acaso ser verdaderamente nombrados? No se extrañen incluso si este ralo folículo resulta extirpado y no vuelve a crecer en estos cueros.

Dése usted cuenta: la mera existencia de las palabras que ahora está leyendo le hablan de su propia incapacidad para comprobar qué versión es cierta. Le revelan que opta usted siempre por la hipótesis probable, necesaria para sostener el mundo en el que cree. Pero que carece de la potencia cognitiva y, por supuesto, de los medios de información adecuados para hacerse con una idea real (porque ninguna idea es real) del mundo (que tampoco). Así que todo lo que sabe usted es una cuestión de fe, siquiera levemente empírica en el plano de lo que tiene más próximo.

Hemos de concluir, pues, que:

Cierre los ojos.

Extienda la mano sobre la mesa.

Perciba su tacto.

Créase eso.

Acaba de nacer.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Co He Ren Cia

Santiago Sierra rechaza el Premio Nacional de Artes Plásticas:

martes, 14 de septiembre de 2010

MEGA HIT

Hola.
Les recomiendo un grupo llamado Moviendo el rabo el aire.
Su hit se titula "Me persigue un queso Feta".
La estrofa canta así:
Me persigue un queso Feta
Me persigue un queso Feta
Me persigue un queso Feta y no sé que haré
Correr como un poseso
Poseerlo yo a él
O me voy al manicomio
O me lo puedo comer
¡ME LO PUEDO COMEEEER!

Gracias por su amable comprensión.
Descubrí al citado grupo y a su éxito en un texto apócrifo de la literatura universal, éste:

sábado, 21 de agosto de 2010

La poesía es un punto

Maravillosa descripción apocalíptica del futuro que nos espera como protojugadores permanentes y ectópicos. ¡Hagan juego!
El video es largo; pero les aseguro que merece la pena.



Nota al pie: "Hagan juego" es, por cierto, el título de la edición de este año de La Noche en Blanco.
http://lanocheenblanco.esmadrid.com/

También están los que no juegan: http://dinoalanocheenblanco.wordpress.com/

Según ellos,
Un año más, el Ayuntamiento de Madrid apuesta por La Noche en Blanco, un acto celebratorio-espectacular de indudable rentabilidad política en términos de atención mediática y construcción de imagen de marca de la ciudad.
Somos muchos, sin embargo, los que pensamos que La Noche en Blanco no es más que otro rito reglado por la lógica del consumo, que instrumentaliza al público y a lo público, difundiendo un pésimo concepto de lo artístico y promoviendo un consumo compulsivo de la cultura. Un simulacro de identidad colectiva para su venta en el mercado doméstico e internacional.
En este punto, desde la plataforma Di no a La Noche en Blanco, nos situamos explícitamente en oposición a este evento y te pedimos, si compartes esta opinión, tu resistencia y negación activa ante esta nueva instrumentalización de la cultura. 
Maravillosa ocasión para referirnos a los afluentes contradictorios de la política cultural. Pero hoy no apetece meterse en el barullo. Hoy es sábado, damas y caballeros. Desde los tiempos de Debord

es sábado.

domingo, 1 de agosto de 2010

cosas que nunca debe hacer un poeta (I)

Un poeta nunca debe chistar en un recital.

Debe esperar y confiar en que sus versos hagan el silencio, y si no se hace silencio suficiente, en que los que le escuchan se rebelarán contra el ruido.

Cada vez que un poeta hace sshhh mientras recita, en alguna parte del mundo muere un poema.

viernes, 4 de junio de 2010

el necesario y sabio josé a. de ory vs.la infausta y fútil industria cultural

"Voy últimamente menos que antes a todas esas cosas que después suelo, o solía, contarles en estas cartas no solicitadas: motivos que saben quienes me conocen me tienen temporalmente alejado de escenarios, auditorios y museos y tengo que conformarme con el consuelo de leer crónicas de lo que habría querido ver y no he podido. O de lo que habría podido ver y no he querido porque he preferido en cambio quedarme en casa.
Cosa difícil ahora, por cierto, ésa de las crónicas de espectáculos: casi no quedan en los periódicos españoles y ya no es previsible como antes que conciertos o estrenos de teatro, ópera o danza vayan a contar con su inapelable crónica a los dos días. No sé qué es primero, si el huevo o la gallina, si ya no hay casi reseñistas porque no les dan espacio los periódicos o si ha decaído el oficio por falta de buenos profesionales. Una cosa u otra, va siendo al cabo más difícil leer a alguien con criterio contando algo que ha sucedido y él ha visto. Con criterio, por ejemplo, como cuando Roger Salas escribe de danza en El País.
Dos de sus últimas reseñas han sido sendos vapuleos, a un esperpento (no en el sentido valluno) en el Price -otro esperpento algo anterior en ese local, con forma de supuestos combates de lucha libre, sí me tocó todavía padecerlo- y a Genre Oblique, de la Compagnie Toujours après minuit en el marco de nuestro primaveral Festival de Otoño. Al que precisamente termina ese segundo vapuleo dando un último mandoble:
Tal es el calibre del fasto que surgen varias preguntas que hay que hacerse de una vez por todas: ¿Quién engaña a quién? ¿Quién se lucra del desconcierto de esta gestión? Como no hay casi público justiciero ¿ante quién rendir cuentas, a quién se enfrentan programadores, representantes y otros intermediarios? ¿Hay un responsable además de unos listillos? Mientras la escena de danza española languidece, se fagocita a sí misma, se mira el ombligo o nada contracorriente en su demagogia, el Festival de Otoño se encarga de enfangar aún más tan sombrío panorama.
He ahí, negro sobre blanco, el gran problema de la gestión cultural, al menos en España, que es lo que conozco (sobre todo): no hay casi público justiciero ante quién rendir cuentas. La cultura no tiene ventanilla ni agraviados, no toca el sueldo a la opinión pública, no mejora el tráfico o lo empeora, no afecta a la sanidad ni enseña idiomas a los niños. Nadie va a salir a quejarse si está mal gestionada, el dinero público se gasta de una manera u otra, se construyen equipamientos desmesurados e innecesarios o se gastan millones en conceptos vacíos que utilizan la cultura como excusa.
La gente de la cultura no se pone en huelga y deja de escribir o de cantar o publicar o actuar o montar sus escenografías, o de asistir o leer, si la gestión pública no es la adecuada. Y con “gente de la cultura” me refiero, aunque hoy ya nos parezca mentira, a los dos únicos sectores que realmente importan, esos sin quienes el arte y la cultura no existirían, los creadores y el público, quienes sienten la pulsión de crear y quienes necesitan del arte para vivir, y no a esa ingente cantidad de programadores, representantes y otros intermediarios, como resume Roger Salas, que se interponen: gestores culturales, fundaciones y sus patronatos, sociedades estatales y sus funcionarios, equipamientos variados y sus directivos, consejeros de cultura autonómicos y consejeros culturales de embajadas, tenientes de alcalde con mando en plaza y otros mediadores de amplia gama, por no hablar de inventores y promotores de teorías de cultura y desarrollo y otras construcciones conceptualistas para las que la cultura, en vez de un intangible que vale por sí mismo y no necesita otra justificación que la necesidad de crear y transmitir,  es más bien un medio para algo, una excusa, un instrumento para otros intereses. Toda una variada panoplia, en fin, de gente cuyo contacto con la cultura es que trabajan en torno sin recordar a menudo que sin quienes necesitan crear y quienes necesitan de esa creación ni habría nada a qué poder llamar cultura ni haría falta tanta gestión e intermediación. No vaya a resultar ahora que, como le oí una vez a cierto alto cargo cultural, lo que hay que fomentar es la gestión para que de ahí surja después la creación.
Y no, ni unos, creadores, ni otros, audiencias, son un público justiciero que pida cuentas. Por no ser, los creadores no son siquiera un colectivo unívoco con intereses similares, una “circunscripción única” con intereses comunes en defensa de los cuales vayan a manifestarse o demandar al Estado como los controladores aéreos o los funcionarios: poco tienen que ver los músicos con la gente del cine, los artistas de la escena con los literatos, los artistas plásticos con los fagotistas o un cantaor flamenco con un creador de performance… Cultura no es más que un término genérico que agrupa muchas disciplinas diferentes y mete en un mismo saco, por esa tendencia humana a categorizar, sensibilidades y formas muy diversas de relacionarse con la estética, el conocimiento y la experiencia creadora. En la cultura no hay un “sector”, como se dice ahora, atento como pasa en casi todos los demás ámbitos de la cosa pública al modo en que se gestionan sus asuntos, en qué se gastan los dineros, qué criterios se aplican y qué conceptos se manejan y cuáles son los resultados.
Si el dinero del deporte -un poné, como dicen en mi tierra gaditana- se gastara sin orden ni concierto y al poco tiempo España dejara de ganar medallas olímpicas o Mundiales, nuestros motoristas o automovilistas de ganar premios o nuestros tenistas campeonatos no hay duda de que la opinión pública clamaría y reclamaría, se pedirían cuentas y aquí sería Troya y rodarían cabezas. Y si el dinero destinado -otro poné- a fomentar la exportación o la inversión en el exterior se malgastara en saraos sin consecuencia habría un público justiciero de empresas y cámaras de comercio que se darían cuenta, exhibirían números e índices de cobertura y expondrían a cuanto emperador desnudo hiciera falta. Y no digamos si fuera en sanidad o infraestructuras donde tuviéramos que decir, Niño, los experimentos con gaseosa, como Eugenio d´Ors al pobre camarero que quería probar su nuevo invento para abrir botellas de champán, a quienes vinieran con sesudas construcciones conceptuales y grandes inventos del TBO en vez de estar a lo que hay que estar.
Pero en eso que llamamos cultura no es sólo que no haya público justiciero sino que no hay tampoco cómo medir rendimientos y evaluar resultados. Excepto si es por cifras y estadísticas, cuántas personas han visitado una exposición, listas de libros más vendidos, cuántas noches se ha llenado un auditorio. Pero esa forma de evaluar la cultura es más parte del problema que de la solución: no es nunca con cifras como se mide el valor de un hecho cultural. Cómo si no evaluar, se me ocurren a bote pronto, el éxito de una pieza de Rodrigo García o La Ribot, el valor de una novela de Vila-Matas comparada con una de Pérez Reverte, la importancia de una nueva composición de Mauricio Sotelo o Jesús Rueda o la aportación no taquillera de una película de Erice o de Guerín.
En la cultura no hay -afortunadamente, insisto- índices económicos, balanzas de pagos, listas de resultados, medalleros olímpicos ni campeonatos que se ganan o se pierden. No hay datos objetivos y contrastables ni varas de medir que definan si las cosas se están haciendo bien o mal más allá de la propia percepción de los interesados. Pero incluso esa percepción de creadores y público es difícil de concretar. ¿Cómo identificar qué se ha hecho mal cuando parece que algo no funciona? ¿Cómo saber qué pasa, quién lo ha hecho mal, por qué? ¿Cómo, además, exponerlo, demostrarlo, plantear alternativas?
Lo normal, por supuesto, es que las cosas se hagan bien y los gestores culturales, en toda su variopinta y creciente gama, logren sus dos principales cometidos: fomentar que la creación suceda y conectar a los creadores con su público. A cuántos excelentes Festivales de Otoño, por ejemplo, he acudido yo durante años otoño tras otoño. Pero a lo que yo creo que se refiere Roger Salas, y a lo que yo desde luego me refiero, es a qué pasa cuando no se hacen tan bien o cuando se hacen bien a medias. ¿Quién es entonces responsable? ¿A quién se puede en ese caso pedir cuentas? ¿Cómo exigir resultados si no hay manera de medirlos? Como pregunta Roger Sala, ¿a quién se enfrentan programadores, representantes y otros intermediarios? ¿Ante quién responde toda esa gente que revolotea en torno a la gestión cultural?
Es más, ¿quién los escoge? ¿Con qué criterios? ¿Sería aceptable que se nombrara para dirigir la Federación Española de Fútbol, o de Tenis, a alguien sin ninguna experiencia en el ámbito del deporte y que no tuviera nada que ver con el sector? ¿O para dirigir el ICEX, las obras municipales, la construcción de un puente o un hospital a algún personaje sin la formación ni la experiencia comercial, ingenieril o que sea pertinente en cada caso? ¿Por qué entonces sí es aceptable en cultura nombrar a gente sin ninguna conexión previa con los temas de que va a encargarse, a veces ni siquiera con la sensibilidad adecuada? No sé es si porque las dotes culturales, la cultura, se nos suponen a todos, como el valor, o porque en realidad no importa. No importa y no cabe hacerlo mal, porque como no hay público justiciero, circunscripción electoral, medalleros olímpicos ni cuentas de resultados, qué más da y ancha es Castilla (y el resto de comunidades autónomas y entes administrativos de diverso tipo, que a la cultura se apuntan todos: ¿no había hasta un Pabellón de Murcia -¡Murcia!- en la última Bienal de Venecia?)
Si el Festival de Otoño cambia de fecha o es malo, o bueno, ¿quién va a venir a decir algo? Si se gastan cientos de miles de euros en enjundiosísismos, carísimos e innumerables congresos y seminarios que son siempre el mismo congreso y el mismo seminario con distinto nombre pero la misma gente, los mismos cuatro gatos en sitios siempre diferentes y siempre fascinantes, ¿quién se da cuenta de que detrás de títulos grandilocuentes, conceptos muy kosher y de muy buen rollo y discursos aparentemente atractivos frente a la que no resulta políticamente correcto argumentar no hay a menudo mucho más que intereses particulares, palabrería y, sobre todo, mucho humo disfrazado de sustanciosa doctrina? Si el equipamiento construido en mi ciudad o mi comunidad autónoma en realidad no sirve para nada y  se queda en mero contenedor sin programa o contenido a mayor gloria a menudo de un político de turno, ¿quién va a salir a pedir cuentas o sacarle a alguien los colores?
Si nuestros artistas visuales se preguntan por qué a pesar del trabajo de tanta gente y de tanto dinero gastado en promoción y difusión internacional de nuestro arte son sin embargo tan poco reconocidos en el medio internacional y resulta que -otro poné- no aparece ni uno solo entre los 100 artistas vivos más relevantes que seleccionó hace unos años (2005) la revista alemana Capital  o apenas uno, que además vive en México, en el libro 100 Contemporary Artists de Taschen, ¿quién se atreverá a darles respuesta? Algo que, por cierto, no pasa con los autores literarios: en cualquier mesa de buena librería europea abundan las traducciones de nuestros autores. ¿No será porque la literatura sí es un sector que se maneja con criterios económicos –los de las editoriales- y no por instituciones públicas movidas por intereses y motivaciones no medibles ni contrastables y que en realidad no responden ante nadie?
Insisto: la cultura no debe medirse con índices ni raseros más allá de su calidad y su valor. Nunca podrán las estadísticas evaluar la emoción de ver danza, leer un poema, escuchar música, mirar un cuadro o pasear por Ronchamp.  Pero la gestión es otra cosa: a programadores, representantes y otros intermediarios sí deberíamos encontrar cómo evaluarlos y medirlos y juzgarlos. Si no, seguirá Castilla (y España entera) siendo ancha para que hagan de su capa un sayo sin que nadie diga aquí esta boca es mía."

J.

sábado, 29 de mayo de 2010

EL POETA de Lavapiés NO EXISTE




Abordemos geografías.

El poeta de Lavapiés no existe. Es un vehículo de transmisión, un túnel de viento, o en su defecto, un proxeneta de la post cultura. Su desmedido amor propio, sus tóxicas interpretaciones del medio, sus ensoñaciones pueriles, sus postales de viaje, son alto voltaje. Un claro riesgo para la vida.

Adultera la realidad porque el juego así lo exige y devuelve sombras de aquello que él mismo desconoce.

La imaginación es un arma descargada. Se llevó al extremo y ha quedado dañada en su múltiple reiteración de lo desértico. El poeta que debe su poesía a la imaginación, es decir, a la meteorología del azar, a la lluvia de diamantes, ha cavado su propia tumba. No conoce el lecho de los tiempos y así lo atestigua.

Aquí,la poesía ya no existe. Es tan solo el delirio individual de un boxeador sonado, lo que queda. La guerra se centra en otro territorio. La acción no es la manipulación de la ética histórica. Es la interrupción de la irrealidad. Las cartas se deben jugar boca arriba.

Como dice el gran Colli, el amor a la sabiduría de Platón es el amor a un reino perdido. El anhelo de regresar al lugar de los verdaderos sabios. Sólo un hombre arrojadizo puede alcanzar el estado de sospecha.

El rehén de la palabra, el caballero encarcelado, asume sus crímenes… debe condenar firmemente la poesía. No es momento de exaltar la belleza de los grises. La apuesta es otra.

El otro poeta, es el hombre que reniega de la modernidad. El explorador de ruinas. La acción es la intencionalidad del acto, pero eso no justifica el expolio de la palabra divina. El mundo como voluntad y deseo es la cartografía de conceptos vacíos a la que debemos escapar. El poeta ya no viene a desorganizar papeles, ni a quemar certificados de defunción, se encuentra cómodo en su isla. Exiliado de toda grandeza, se exime de responsabilidades. Acude maquillado a los grandes banquetes y ejecuta el falso asombro ante la sangre vertida por sus versos. Sangra la humanidad, pero él no se reconoce. Es un hombre ajeno a su pólvora, a las causas. No le valen sus propias imágenes para retratarse como el prófugo que es. Se acomoda en la esquina del bar y pide otro licor entre aspavientos. Pobre poeta, la gloria no le reconoce. Un ser deleznable acondicionado al gran teatro. Ni calor ni miedo. Un hombre radiactivo que viene a narrar como le golpea el mono de la heroicidad y confirma con palabras vacuas su falsa intencionalidad. ¡No!

El filósofo llega herido de muerte, pero no lo va a consentir. Reclama espacio para el duelo y no le importa morir. Ya no podemos creer en aquello que fabulan nuestros sentidos. La híper realidad reclama su turno, pero el poeta esquirol bendice la noche con aires afrancesados. Habrá que decapitarlo por dos razones: Es un heredero ciego del saber y no piensa arriesgar su leyenda.

El poeta es peor que cualquier otra clase de hombre, puesto que exige su ingreso en el Olimpo, pero no va a luchar por sus semejantes. No quiere conocer. Sólo aspira a mirar cuando su reputación esta en jaque. Se instala en lo alto del mirador y exige a la naturaleza que le reconozca como su amo. Pero aquél que no se hace grandes preguntas no puede hablar de la libélula. Es una ofensa grave.

Ese poeta excéntrico no quiere reconocer que sus versos extraen petróleo en alud y manchan el alma del campesino. Es inaceptable como ese mar de latitudes indescifrables erosiona el simple caminar del hombre huérfano de luz. Del hombre que reconoce su avería, que clama piedad, y asume que la brújula de la historia yace en el fondo del océano. El poeta le arrastra con falsos cantos e ilusiones pasajeras y lo vuelve mezquino.

El filósofo ha reconocido la tiranía de lo impostado, y como máscara de mascaras, aún tiene un compromiso con la verdad. No es momento para el cuento, ni para la novela erótica. El ensayo y el teatro deben clavar las picas de la inmortalidad. Debemos arrasar con lo finito y la falsa exaltación del talento. Lo divino es la muerte bien llevada.

Si la dignidad aún siguiese viva, le diría al poeta: “tú no me conoces”. Nos separan miles de galaxias. El poeta se enfrentaría de esa manera al horror que lleva esquivando siglos. Él, la propia encarnación de la enfermedad, pediría la extremaunción ante su espejo.

El filósofo viene a destruir desde la acción más noble su propio yo. Nada queda de la comunidad. Nada queda, que le pertenezca. De ahí su rabia y su grandeza. Hasta el más herrumbroso de los filósofos, mendiga la luz.

¿Qué hay del ciego poeta, hombre de altos vuelos, que teme dormir en las aceras?

martes, 11 de mayo de 2010

Eyjafjallajökull: reseña de arte

De momento sigue pasando desapercibido el comunicado a través del cual el colectivo islandés Ökull se ha atribuido ante el pasmo general el turbio asunto del volcán y su nube de humo. Es posible que la intervención depare aún una sorpresa si, como parece, pretende silenciarse el asunto o desacreditar la autoría del grupo artístico.

Es, que sepamos, el mayor logro de intoxicación informativa (que se haya hecho público) de la historia y han bastado dos años de preparación en los que el grupo, compuesto por trece científicos y artistas, ha trabajado en la manera de intervenir mediáticamente a escala global en la realidad financiera, política y personal de un número ingente de personas.

Durante ese tiempo generaron todos los
vídeos e informes que ahora van desgranando los informativos (las imágenes del volcán son manipulaciones de la anterior erupción) y afirman tener material para probar y mostrar la evolución de la supuesta nube volcánica durante tres meses más. El comunicado, que fue enviado anoche a las redacciones de cinco revistas digitales de arte y los diarios islandeses, viene acompañado de un dossier completo con la argumentación teórica y el desarrollo de la obra.

Sin embargo, el éxito es tal que a pesar de la atribución (que vuela por la red), la noticia es todavía la del cierre de aeropuertos y el crecimiento de la nube. Se espera una respuesta inmediata de las compañías aéreas para exigir la apertura total de las rutas de vuelo.

Pero por el momento continúa el silencio informativo, incluso a pesar de que Andra Omarbetade Upplagan, portavoz del colectivo, ya había expresado en su obra
Lifvet Pa Island, Under Sagotiden (La vida de la isla bajo una verdad nueva) la necesidad de inculcar en toda población civil una desconfianza radical hacia la comunicación de masas.

Sería demasiado ambicioso el tratar de condensar aquí las teorías de Omarbetade, baste decir que continúa la línea deconstruccionista de Derrida y replantea la necesidad cognitiva de la oralidad y los niveles intolerables de ruido que se producen en los mensajes cuando no son transmitidos desde una experiencia única y personal. Quizá ayude a ilustrar esta idea su poema "
Ordalisti".

Entre los objetivos secundarios de esta acción el colectivo enumera “la exposición del falsario bucle informativo mediante el cual los ciudadanos resultan sometidos a los intereses financieros así como del carácter virtual de la realidad en la que vivimos”.

Las respuestas se han sucedido velozmente y hay quien ya afirma que la acción del colectivo Ökull está fuera de tono ya que el momento de intervenir grandes espacios quedó atrás hace cinco o diez años. Algunos incluso se atreven a sugerir que el contexto de crisis financiera global no era el más adecuado para una maniobra como ésta (ha llegado a calificarse de acción terrorista, parece ser que el colectivo alberga un grupúsculo violento).

La acción tampoco ha entusiasmado a algunos ecologistas que han acusado a Ökull de servir en realidad a intereses políticos y de estar interponiendo una “pantalla de humo” [sic] para distraer de los problemas reales. La misma Greenpeace ha emitido un comunicado condenando la acción por “generar falsa alarma y banalizar los problemas ecológicos de la globalización”.

No puedo estar más en contra de quienes no advierten en esta macroinstalación la ocupación significativa de un espacio difuso, transnacional e ilimitado, cuya naturaleza virtual, no física, sino ocupación imaginaria y colectiva ha repercutido profundamente en la economía y la política, además de en miles de personas individualmente. Es tan grande lo que ha hecho Ökull, tan ambicioso, que a partir de ahora sólo podremos llamar intervención artística a las obras que, como Eyjafjallajökull, modifiquen realmente la vida de muchos de sus involuntarios espectadores en un contexto mucho más amplio que el puramente emocional, por ejemplo, impidiéndoles viajar además de desasosegarles, angustiarles, y apenarles hasta la resignación; pero, como Eyjafjallajökull, también procurando una nueva admiración ante la fuerzas naturales y el desplazamiento de la posición humana de superioridad frente a las contingencias meteorológicas que pueden de un plumazo acabar con el aparentemente sólido progreso tecnológico.

Una cosa queda clara en lo que respecta a la estética y es la evidente potencia de la imaginación ya no para transformar, ni siquiera pervertir la realidad, sino para crearla.

Hemos de concluir, pues, que:

Todo sueño es real.

Por Tanto.

Cumplir un sueño es la voz pasiva de haberlo soñado.

Y Que.

Todo deseo es un acto poético.

martes, 20 de abril de 2010

NON NOBIS

Es difícil para mí, que aún siendo dos no alcanzo tanta sapiencia como ustedes, hablar de poesía.
La Madre Nuestra, tan en los cielos como en la Tierra, me quiso de esta forma y manera (mirar foto).
Mi otra madre llanamente no me quiso, ni tampoco hizo falta... pues aquí estoy.
El caso es, señores poetas, que ustedes más que nadie necesitan de los monstruos como yo.
Oh, sí que lo soy.
Miren otra vez mi foto.
Soy dos.
Uno es feo y el otro terrible.
El terrible es tímido y veloz.
Tiene también otras virtudes muy satisfactorias que prefiero callar.
El feo es maligno.
Todo un hombre.
El caso es, señores poetas, que ustedes más que nadie necesitan de los monstruos como yo, que sin embargo y aún siendo dos no alcanzo tanta sapiencia como ustedes.
¡Qué paradoja!
La vida lo es.
A punto están de decírselo los científicos de este pequeño mundo.
Por pequeño y paradójico este pequeño mundo es bonito.
¡Si ustedes le oyeran!
El mundo, digo, oír a este pequeño mundo; no a sus pobladores incluidos ustedes, señores poetas.
Ustedes no son en general bonitos.
Algunos sí; pero en general no.
Ciegan un poco.
Reflejan ustedes demasiadas cosas en vez de pulir y pulir y pulir.
No sus versos, ya sé que para alguno de ustedes corregir es de mediocres.
(Esa declaración me apena.
Y NO por los poemas.
La vanidad es
Un puñetazo en el hígado
Besar la lona
Dejarse llevar.
Pero allá cada cual, partículas somos muchas Y
este pequeño mundo bonito paradójico está dentro de un útero.
Por eso tanta oscuridad, ¿ven?
¿Recuerdan a ese tal Platón y su caverna?
Vagina
Caverna
Útero
Materia Oscura 96% del Universo.
Madre Nuestra que estás en los cielos como en la Tierra.
Vírgenes negras templarias.
Ya saben que parir es un trauma.
Y se nos viene la luz.)

Señores poetas, se nos viene la luz.
Pulir pulir pulir el alma
No los versos
Vamos a ser dados a Luz, señores poetas.
La cosa es seria
Hace falta ciencia

No dejen de escuchar a los monstruos y ustedes no se anden por las ramas.
Los que lleguen a tiempo
Serán los ángeles del parto
Los custodios
Las comadronas

Nosotros los monstruos asesinos ya estamos matando cual es nuestra sagrada misión.
Pero nosotros los monstruos oímos
Mucho más que ustedes
¡Si ustedes oyeran a este precioso pequeño paradójico mundo!
¡Qué cosas dice!
Está que bufa, en fin.
En fin:
vomiten fuera
NO caben débiles en el paritorio
No por NADA
molestan
Que salgan y se fumen un pitillo, tranquilos.
Otros harán el trabajo y seguramente en la sala de espera haya máquina de zumos y sandwiches.

Aaaah, si ustedes conocieran este placer.
Matar, me refiero; el exterminio.
No nos permiten dejar a ninguno que no se haya comulgado.
Es que es imposible, aunque quisiéramos no podríamos.
Nuestra Madre ahora nos lo pide.
Una Madre Nuestra es una Madre Nuestra y, además, quiero decir, como no le hagamos caso nos tritura. No somos quién para discutirla.
Ni somos quién para llevarnos la gloria.

Pd: Forforina, ya me ha recompensado; ahora que me entiende con en el pecho como a un escapulario.

sábado, 10 de abril de 2010

comentario de texto: el periodista y el poeta

Lo primero que advierte el periodista al entrar en la casa del poeta es la ropa, la del poeta y la suya propia, suponemos, que no nos acaba de quedar claro quién lleva qué y por qué eso es interesante. Por lo demás, nos introduce en un ambiente no demasiado impredecible: las ideas saltan como liebres en un salón lleno de gente que bebe vino, pero son ideas a las que el autor permanece impermeable todavía; es difícil reconocer la inteligencia ajena cuando a uno se le ocurren cosas como que los sillones son de crin azul.

Y tendremos que esperar unas cuantas líneas más (al periodista le pagan por palabra) hasta llegar a una descripción del poeta, que al parecer es un tipo con la elegancia de quien tiene el don de la empatía. O sea, amigo de sus amigos, como quien dice. Pero no acaba aquí; para explicar tan complejo concepto, contraataca: Tomó forma entonces una brasa de amistad que va aumentando hoy su incendio y es, sí, lo es, hoguera de complicidad. (¿Es que alguien lo ponía en duda? Tanto énfasis resulta un poco sospechoso).

En los párrafos siguientes, el periodista nos da pruebas de poseer un desmedido desprecio por la semántica y una igualmente desmedida devoción por la pedantería, como en esta frase: Lleva adosada a su bonhomía de hombre con traje, o en esta otra: donde volcó su voz febril en textos donde el cortocircuito de la metáfora imponía su régimen de misterios. (Nótese que al periodista le gustan más las palabras esdrújulas o tetrasílabas, por ese orden).

Y llegamos al meollo del asunto: resulta que uno de los logros en la vida del poeta ha sido, precisamente, conocer al periodista: He hablado con él de todo el 50, de los novísimos, de los poetas de los 80, de Emily Dickinson y de Eliot, y hasta de Dalí (ese pintor tan viejo desde muy joven)... Aquí, además, hay otro dato interesante, y es que el periodista no se puede aguantar las ganas de colar una frase entre paréntesis, a todas luces ya escrita en otro artículo, como un eyaculador precoz de las definiciones.

No sé si animarles a seguir leyendo, porque el desenlace es muy previsible: continúa hablando poco del poeta y mucho de sí mismo. Y, justo antes del final, aprovecha para mirarle desde arriba: Si un poema no encierra misterio se queda en notificación de juzgado (...) el poeta lo sabe (y si no lo sabe se lo digo ahora).

Intuimos que al periodista le gustaría estar en el otro lado, en el lado del poeta, de quien merece una reseña de 5000 caracteres. Busca, con prosa de periodista que habla con poetas, que al leerle se arranque un espontáneo y la escriba.

viernes, 9 de abril de 2010

Las tablas de la ley endecasílabas

[O cómo esquivar preguntas incómodas]

1.
Mis versos son tan libres como yo.

2.
La libertad será en el verso libre
lo que el preservativo al sexo anal.

3.
No sé qué significa: escandir.

4.
Te enseñan a contar del uno al diez.

5.
El poeta es un ser iluminado,
la poesía no sabe de ecuaciones
y a mí ya no me quedan más incógnitas.

6.
Si acaso hay que saber algo del ritmo
se aprende en las canciones de Sabina.

7.
El ritmo es subjetivo y personal.

8.
Mi musa se preocupa de esas cosas.

8.
Sólo corrigen versos los mediocres.

9.
Prefiero Benedetti a Garcilaso.

10.
Es mucho más moderno, más honrado
y es más emocionante vomitar.

domingo, 21 de marzo de 2010

GUERRA FRÍA Y AJEDREZ




“Soy aquél que conoce los más íntimos rincones de la pérdida” A. Artaud


Ajedrez radiofónico:

El velo de la sospecha

Orden y caos

Orientación/Babel

Cáncer: Desarrollo caótico de las células. Mis piezas no pueden avanzar en el sobresalto.

Esto es el arte de la guerra. Sun Tzu, “Conócete a ti mismo”

Abstracción y complejidad. Hemisferio norte y hemisferio sur del tablero. El mundo es un tablero.

Derrumbe de las bases de organización. Los movimientos ex circulares se han convertido en ovalados. Concéntricos en su ideología.

De la estructura en ruinas y la revolución industrial. La depresión. Los navíos en cuarentena. Es la era espacial

Surge un grito rojo y otro negro sobre un fondo en calma. El eje se dobla y el momento crucial se aproxima.

Notas, notas musicales. Notas nucleares. Me están apuntando desde la bahía de cochinos

Un disparo al aire de nombre Polonia

El mundo conspira y el hombre se debate entre la luna y la maquinaria pesada de la estepa. No queda grasa humana para agilizar el engranaje. Ni vodka suficiente para cerrar la partida en un bloqueo. Mi fortaleza está en el arte bipolar. Nosotros inventamos el diseño de vanguardia. Mientras mi familia se despedaza queda la patria y el submarino que ha de introducirse en fronteras enemigas.

Manifestación en los lenguajes invisibles del telón de acero.

“El romanticismo es la imaginación” Wallace

Mira como avanzo destruyendo el tiempo en bocanadas famélicas e impulsos más allá de mis fuerzas. Significante. El sonido de un rublo al caer en una cacerola vacía arañando el frío en un grito desesperado. Un billete de dos dólares arrugado para su último brindis al sol. Objeto o realidad abstracta. Lékton es el gran aullido, ambos extremos de una realidad física.

Aquí las partes del discurso que han de reescribir la historia. Una historia que se ha quedado ciega en este tablero de minas y claraboyas. Cada movimiento, un paso en falso. Granadas y bombarderos en una geografía sin farolas…

Hasta el mar se destiñe en un rojo pálido donde las ballenas agonizan y el hombre varado esculpe ciudades en ruinas. Sudamérica volverá a ser golpeada y miraréis al otro rincón del cuadrilátero. Presa de los guantes de terciopelo del gran estrangulador.

Polvareda en las paredes desconocidas. Desiertos geométricos o poemas en cadena.

Cosmos y vida

Naturaleza, obra y límite

Infinito y las leyes. Leyes. Toqueville y la democracia. Vosotros sois la oligarquía de los peones. Pieza pobre en sus orígenes. Capital en cada cuadrado. Blanco, negro, blanco…Negros sin derechos. Negro como el cuervo oscilando en una bolsa de mareo, desangrando el sueño americano. La obra de arte nace fanzine a fanzine en cualquier taberna a golpe de risa y amistad. Se pelea con las manos. Vuestra industria no es Tarkovski. Os falta creer en el hombre para unificar las ciencias.

Somos la reputación de la estrategia camuflada en los dominios de la publicidad. Quién quedó atrás merece la ausencia y el olvido.

“Un orden violento es desorden, un gran desorden es orden, ambas cosas son una” W. Stevens

Me adentro en tu mente e intuyo pasos rápidos. Te falta valor para mirar a mi rey. Pedro I contra Lincoln. El este abierto al mundo o el oeste hueco.

Escuché la lluvia resbalar. Sin pausa, y la selva tropical… escucha

“Música en la esencia del orden”, orden en el tiempo. El nuevo tiempo ha llegado: De la teoría de la contención a la guerra de Corea. Bloqueo de Berlín. Plan Marshall contra el plan Molotov. Redes de espionaje, movimientos satélite. El pacto de Varsovia, golpe del 54 en Guatemala, carrera armamentística, bloqueo temporal, puertos congelados sin salida al mar negro, la revolución Húngara del 56, bomba de hidrógeno, equilibrio del terror. (Alfil- reina). Apertura magistral. Un embargo. Bloques enfrentados. Estados de tensión. Los británicos y vosotros nos dejasteis el grueso bélico de la segunda guerra mundial: 27 millones de muertos… ¿Cómo dibujar ciertas fronteras?

“La música es la ciencia del número transportada a los sonidos”

Tchaikovsky, Stravinsky, Rachmaninov, Glazunov, Shostakovich

No hay más ciencia que la creación.

“La música es el medio para recibir relaciones numéricas, racionales e irracionales” Schopenhauer. El abismo se abre ante nuestros ojos… En un cruce amargo, mis misiles se dirigen a Washington, los tuyos a Moscú. La partida en tablas, el café amargo. Últimas noticias: Señores y señoras, somos los estados unidos de norte-América, somos indestructibles. Fischer está venciendo la partida decisiva. Sputnik, Explorer, Vostok 1, Apolo 8, Apolo 11, la luna, el infinito…

“La arquitectura es música congelada” Novalis. Camaradas: Abrazar a vuestras familias. El estruendo será tan apoteósico, que veremos la hoz caer sobre el yugo del capitalismo. Gloria a Marx, gloria al padre. El estado os adora. Vuestra dignidad se eleva en un vuelo limpio y afilado sobre el enemigo. Jaque al destructor de los principios inquebrantables.

Tse-Ma-Tiev “Viene de dentro aquello que unifica”. Aquí se debate la historia. El vodka Stolichnaya y los Zares, contra el bourbon y los republicanos. Hay partida. Nada puede soliviantar el espíritu del pueblo ruso. Aquí el blues y el rock and roll. La historia se repite, nos veremos en el infierno. El globo por la mitad. Ismo contra Ismo, mismas letras. Destrucción. La detente, la primavera de Praga, mayo del 68, segunda guerra de Indochina, la perestroika y la guerra de las galaxias.

No hay horarios ni días para terminar lo que el hombre comenzó.

A todos aquellos que me esperaban en los campos de amapolas bailando y bañándose en los flujos del reír, a todos esos otros que me desconocen y pintan estelas preciosas con la mirada y el reloj apagado, a esos otros viajeros ajenos al peligro que flotan en un aura de libertad, tengo que decirles, que me reencontraré con ellos en el camino que conduce a la salvación.


Alekhine

lunes, 22 de febrero de 2010

La poesía actual: guía de ataque

[Propuesta para una distinción de farsantes y poetas (por fin)]



Hay muchas maneras de matar a un poeta, desde la cruel reseña de su primer y último libro hasta el eficaz golpe de mancuerna a la altura occipital. Por naturaleza, los poetas deberían suicidarse con cierta facilidad, pero queda históricamente comprobado que son muy pocos quienes al fin cumplen y que la cobardía es un rasgo común a una mayoría significativa del gremio.

Matar a un poeta no produce en principio más satisfacción que matar a otro ser humano cualquiera, salvo en el caso de que su obra sea lo bastante abominable para correr el riesgo de ser incluida en los cánones temporales del apresuramiento. Sin embargo, todos sabemos de la necesidad humana de matar poetas. ¿Quién no ha suspirado con encono al llegar a su bar favorito y encontrarse a un poeta espurreando su prosodia manchada de experiencias vulgares y adjetivos horrísonos sobre el alcoholizado público? Pues claro que hemos abierto a veces un libro muy fino en la librería y hemos sucumbido a esa breve náusea homicida. Pero no pasamos de ahí. Porque la gente normal no matamos a los poetas, sabemos contenernos, como tampoco violamos a las supermodelos ni vendemos drogas a los niños, por atractivo que resulte ganarse así la vida. Sin embargo, no es menos cierto que siempre existen personalidades menos fuertes que ceden a sus pulsiones: la pulsión de comer, la pulsión de saber, la pulsión de matar a un poeta.

Ahora que alrededor de la poesía hay un montón de gente disfrazada cuya única intención es llevar la típica paliza de borracho amargado en la barra a un nivel superior, más indie y más esteta, se hace necesario, por si se diera el caso de ceder al impulso homicida, distinguir a quién vamos a matar y así, pudiéndose elegir, matar de ellos al menos bueno, o mejor, al peor. Ya que, si no, seguiremos otros setenta años con toda esa mandanga de escarbar en las cunetas e ir como sin dios agujereando el campo para encontrar restos pútridos de vates entonces mártires.

No caigamos en el error de juzgar a un poeta por su aspecto, aunque sepamos que todo poeta lleva sombrero o chapas o cordones fucsias o extravagantes abalorios que integra con naturalidad en su apariencia y que donde en otro veríase divismo o carencia de atención se revela aquí una personalidad genial.

Un criterio con más posibilidades para distinguir al que escribe y lee poesía del que se pretende poeta es atender a su comportamiento social. Un breve tiempo de observación en unos cuantos actos y ceremonias parapoéticas y algo de oído musical son suficientes para estas distinciones. Sin embargo, no es éste un criterio definitivo, aunque recelemos de quienes hablan mucho sobre asuntos múltiples con frases que suenan a conversaciones anteriores, porque también hemos encontrado buenos poetas con dotes sociales. Y tampoco vamos a ir por ahí fiándonos de toda personalidad divertida y luminosa.

Así que más nos vale, cuando aparezcan las ganas de matar a un poeta (y aparecen), tener muy bien leídos a nuestros contemporáneos. Claro, me diréis, pero un juicio subjetivo de la bondad de un escritor no garantiza una correcta elección a la hora de transformar a un poeta joven en un cadáver reciente. Muy bien podría, sencillamente, deciros que el juicio subjetivo ayudará, no tanto a elegir a la víctima propicia, sino a descartar a los buenos, que lo son por eso, porque no entran ganas de asesinarlos (salvo en caso de envidia manifiestamente insana). Pero esto no resulta suficiente, por lo que estamos obligados a proponer una distinción fundamental en la relación del poeta con la realidad y con el lenguaje que sirva como criba inicial, así no ignoraremos su comportamiento pero tampoco olvidaremos lo esencial, a saber, la poesía.

Como para el ejercicio de todo poder es necesaria voluntad y en función de la voluntad se puede señalar una diferencia radical entre los poetas que someten y los poetas que se someten, partiremos de esta idea. La llamaremos Propuesta de Explícita Distinción Óntica o Prueba del pedo.

Uno puede someterse al lenguaje. Puede hacer del lenguaje un dios evanescente que le sirva de espejo para una trascendencia pacata, rendirse a su automatizada pulcritud según la moda de la década con o sin palabras malsonantes o cultistas o abstractas o concretas. Es decir que uno puede someterse al lenguaje como a una carretera asfaltada de trazo plano a cuyos lados brillan y se anuncian cantautores deseando que lleve a alguna parte. Se puede someter al circuito de recitales deportivos, de premios que son recompensas y de editoriales con obscuros comportamientos y libros de cuentas.

Otro puede someter el lenguaje. Puede ejercer violencia sobre el lenguaje, como el escultor en la piedra, hasta arrancarle una forma acorde, recíproca y por tanto cierta y quizá por eso bella. Es decir que otro puede someter el lenguaje porque tiene riendas, porque todo lo salvaje empieza por la armonía y porque descubre que sólo algunas palabras son faros. Puede someter a crítica los circuitos donde se reparten las medallas los aspirantes a oligarca, engendrar espacios con ánimo vocacional y ocuparse más del arte que del espectáculo.

Insisto, se puede creer que la emoción propia es mejor, más alta y más honda que la de los otros y someterse al martirio de verbalizar lo privado para que luego otros se sometan a la tortura de escucharlo o leerlo como quien va a la casquería o al gimnasio. O se puede creer que la emoción es eso, propia, y además no importa, o importa más en contacto con la emoción del otro y que entre ambas existe un lenguaje al que someter para aliarlas.

Esta distinción, por seguridad, debe complementarse con la prueba aneja de las influencias para garantizar que el exterminio causa el menor daño posible:

Durante una conversación casual (mientras las ganas de asesinar son todavía una imperceptible aceleración cardiaca y la vaga sensación de no saber dónde poner las manos) preguntaremos al sospechoso por sus textos de referencia. Todos los poetas muertos famosos valen cero, los muertos (hace más de tres años) desconocidos puntúan uno. Los vivos famosos descuentan cero coma cinco y los vivos desconocidos que sean amigos suyos descuentan un punto. Todos los demás suman medio punto. Si la calificación no alcanza los tres puntos el sospechoso adquiere el rango de objetivo.

Seamos responsables, no sobran los buenos poetas, así que matemos bien. Asegurémonos en lo posible de que caiga primero la morralla.

viernes, 5 de febrero de 2010

EL JUEGO DE LAS DIFERENCIAS (MOVIMIENTO POST-TRANSMETAFÍSICO)



“Una virtualidad actualizándose, una simplicidad diferenciándose, una totalidad dividiéndose” Gilles Deleuze

Encontré este texto escrito en las duchas de una cárcel de Bangladesh, concretamente en la ciudad de Dacca. Firmado allá por el año 1971, fecha de la Independencia de la misma del yugo Pakistaní. Esto nos hace pensar que en el país más pobre del sudeste asiático, existen cerebros inversamente proporcionales al arroz que consumen diariamente. Es una noticia de alcance poético, puesto que la poesía aquí sufre una lenta digestión. Quizás la sobremesa que sigue a nuestras enfermizas comidas sea la causa. Agilidad es sinónimo de supervivencia…este texto es prueba de lo contrario. Llegar a estas conclusiones sólo depara dos soluciones: Delinquir por amor a la neurosis o robar más libros, pero en cualquier caso, sucumbir a los mecanismos disciplinarios de los que habla nuestro maestro de ceremonias necrófilas, el señor Foucault. Arte de la distribución de los individuos en el espacio y control de la actividad de dichos individuos. Modelo genético prefijado y arte de la composición de fuerzas.

Podríamos añadir más cosas, pero sería dar demasiadas pistas.

El mundo es una colección de referencias, pero toda posición que refiere a algo, es justo espacio hueco. No lugar o pre-lugar que no ha sabido hacer eficiente el propio dinamismo inmanente a su esencia. Movimiento interrumpido o muerte ontológica, luego no espacio trascendente. La representación es una referencia vacía, que como avisa Hegel, sólo es posible superar desde el UNO (Kai pan), la no división. Desde la dialéctica especulativa que alumbra el concepto. Discontinuidad y ruptura son el punto en repetición, pero como diferencia, de la línea convertida en vector.
La nueva noción de temporalidad estructuralista advierte que la combinación continuidad-discontinuidad subvierte la noción de sujeto. Lo simbólico será clave en el juego libre de los elementos y las interpretaciones, para descubrir la intencionalidad que subyace al hecho “objetivo” (comillas que delimitan y/o excluyen la visión hegeliana y/o estructuralista).
Lo real quiere ser conocido por lo simbólico, pero éste se resiste a la significación. Un atasco de puentes móviles en el descentramiento de las estructuras.

Lo absoluto, aún en espacios decisivos como auto-manifestación del espíritu, no puede dejar de ser evolución.
La reflexión sólo puede ser interior. Debe jugarse en el abanico de las múltiples esferas del fenómeno. Saber mirar y escuchar hacia dentro. Como intuición de las esencias que subyacen a toda investigación lógica. Lejos del simulacro, de la acción limitada en las formas. Incluso bajo el riesgo de que el límite externo sea un avatar de la locura.

A observa B. Si B parece ser algo, es que no “es”. Sólo podría “ser”, sin ser B y en el despliegue de sí mismo, de su libertad. Hemos construido discontinuidad y no basta con pensarla simultáneamente.

Quizás aún no esté todo perdido. Sabemos que el simulacro no sustituye a la realidad, sino que la constituye. Pero sí podemos sobreponernos desde los orígenes, desde el desvelar, más allá de las apariencias…
Deleuze nos diría que los absolutos no existen y volveríamos a los griegos para así reiniciar camino hasta la extenuación. Pero los grandes cambios, los aspectos mircofísicos del poder, los aspectos singulares que provocan las inversiones, deben acabar en algún lugar.
Debe existir un almacén de residuos espaciales o metafísicos para recolectar toda la chatarra que explosiona en forma de intuición y se disgrega por el tejido de la conciencia. Todo ese poder, afectado por fuerzas centrípetas, se debería pulverizar en el centro.
Toda ilusión necesita de lo real para existir. Luego quizás nos sostengamos sobre el sajasra-ara . El chakrá del sentido, el chakrá maestro que controla a los demás. Simbolizado por el loto de los mil pétalos, de color blanco o violeta. Invisible, encima de la cabeza y fuera del cuerpo.

¡Debemos regresar al centro señores!

Allí donde no haya fisuras, pues no hay rangos ni órdenes. Ni categorías ni grados.

Para Gadamer, la comprensión es la fusión de horizontes en el interior de la tradición. ¿Queda algo de la tradición? ¿Alguien la conoce? Estamos abocados al triple éxtasis del tiempo en Heidegger. No nos dará ninguna solución…

“todo lo que está dado como ente en este mundo, se da contra el horizonte del mundo y en el caso de los seres humanos, este horizonte o mundo de la vida escapa al objetivismo. Presente, pasado y futuro como Ser- Ahí (Dasein). Etapas de un movimiento único de temporalización. Habitamos en el mundo de las apariencias como el lugar de una posible experiencia del ser. La hermenéutica aparece como medio de encontrar al ser como traza y recuerdo. Un pensamiento de la diferencia, de las trazas que nunca han correspondido a una presencia. Somos simulacros, productos del pensamiento rememorante!!!”

Pasados unos años averigüé que la persona que compartió celda conmigo fue el autor anónimo de dicho texto. Murió de una hemorragia cerebral, y aún no sé si fue una muerte natural o yo cometí un asesinato. Occidente es lo que tiene, asesina sin dejar huella.

jajajajajaja

viernes, 15 de enero de 2010

Guernica sí, Guernica no

¿Pintó Picasso este cuadro como sentido homenaje a un pueblo devastado por la Legión Cóndor,
o se embolsó 150000 francos por un compendio de símbolos personales?


¿Tiene alguna importancia real el hecho de que estuviera implicado en la realización del cuadrito?

¿Es más importante el cuadro, o sus alrededores?

¿Importa algo todo esto?

martes, 12 de enero de 2010

La poesía actual: siga buscando

En 1968 Samuel Gottfried afirmaba que “no existe hoy en los Estados Unidos un solo dramaturgo profesional que podamos tomar en serio”.

En 1976 “Las doce pruebas de Asterix”, dirigida por Uderzo y Goscinny, nos muestra en casi todas sus escenas sanas y relucientes señoritas que invitan con sus caídas de párpados y sus escotes dignos de Jesús Calleja a disfrutar, literalmente, de innumerables placeres carnales.

Hoy sería impensable encontrar una película de animación destinada al público infantil con semejantes muestras de tolerancia erótica, sin despertar las iras de doce o trece asociaciones escandalizadas.

Y sería igualmente imposible que alguno de los críticos bulímicos y gafapastas de cualquier medio cultural reconociera abiertamente algo que resulta más que evidente: no existe un solo poeta en España, que se acerque a los treinta o los treinta y cinco, que no despierte en sus intrépidos lectores instintos asesinos, piedad o simplemente la mayor de las indiferencias.

A pesar de la evidencia absoluta del hecho en cuestión, es más que probable que, al leer el textito precedente, más de uno se rasgue todo el textil interno. Y es que la crítica actual es capaz de ensalzar los versos más estúpidos, elevando a la categoría de clásico a cualquier berzas con el Quilis plagado de garabatos. Aunque tal vez sea exagerado pensar que algún poeta actual ha leído el Quilis. O pensar que ha leído. O, sencillamente, pensar.

La poesía, sin embargo, no ha muerto. ¡Ojalá! Esperamos ansiosos a que legalicen cuanto antes la eutanasia para elaborar todos los pliegos necesarios que permitan la desconexión del centenar de tubos y goteros que mantienen semivivo al vegetal lírico.

Fernández Mallo afirma en Postpoesía (librito tan equivocado o más que la mayoría, pero con menos peste a naftalina, al menos) que la poesía, a diferencia del resto de las artes, no ha ingresado aún en la era postmoderna. Y estamos de acuerdo: la poesía ha ingresado, eso sí, en la UCI de la experiencia, en la Unidad del Dolor del realismo sucio, en el nosocomio del silencio y en el quirófano, oh my god, de la prosa poética.

A todos les surgirá en el lóbulo frontal izquierdo la imagen de un poeta o una poeta (absténganse de poetisas, por favor) a los que salvar de la quema. Ya.

¿Carlos Pardo y su afeada forma de pensamiento?
¿Elena Medel o los grandes almacenes de la nada?
¿La plaga bukowskiana madrileña que sólo sabe esconder su mediocridad bajo un poco más de mediocridad?
¿José Luis Rey, magnate del bostezo?

¿Estáis de coña?

¿Dónde está el Ashbery de Murcia, la Szymborska de Torrejón de Ardoz, el poeta o la poeta que puedan compararse con sus homólogos berlineses o chilenos?

Como en las viejas bolsas de Matutano, seguiremos buscando, quién sabe si sobrados de masoquismo o guiados por una esperanza que deberíamos haber perdido hace ya tiempo. Acabaremos por perderla, espero, tras la vergüenza, la autocrítica, el criterio y la capacidad para el asombro, reliquias ya de algún tiempo mejor.

lunes, 11 de enero de 2010

Oh, soneto, deshaz los tercetos de tus trenzas




¿Qué es este manto blanco que cubre calles y prados? ¿Es Casiopea, que se ha soltado la portentosa melena?


En su nombre, caspa y poesía.


Dinos, Casiopea, ¿es preciso que la poesía vaya siempre en verso?


Y ella no contesta sí: ella mueve la cabeza de un lado a otro, no, no, no, agitando la portentosa melena.