miércoles, 26 de septiembre de 2007

Fotoprix

La propia existencia de espacios como CASPA puede plantear, como mínimo, dos preguntas básicas: ¿Por qué existen? Y otra más compleja: ¿Qué hace falta para que dejen de existir?
El origen de la CASPA suele estar repleta de mitos y creencias populares. La CASPA aparece porque hay un problema inherente al sistema. Claro que esto, en el fondo, dice muy poco o no dice nada en absoluto. La CASPA es consecuencia de una ruptura con el establishment. Bueno, esto tampoco aporta demasiado porque no queda muy claro cuáles son los círculos de poder en la poesía. Que existan parece un hecho innegable pero no hay un consenso sobre cuáles son. Y de existir ese consenso no dejaría de ser, obviamente, otro círculo de poder. ¿Entonces contra qué o sobre qué gira este Círculo? En principio parece que hay tantos focos ‘enemigos’ como poetas y críticos hay sobre la faz de la tierra. La sociedad asocial del siglo XXI, con sus guerras preventivas y terrorismo sin cabeza visible, con su prensa sin cabeza visible y la inusitada figura del prosumer (productor/consumidor) de la web 2.0 que se convierte en una ‘autoridad’ ciega – disfrazado por lo tanto de imparcialidad – (este blog es un ejemplo, aunque otro ejemplo más notable es el blog de contracrítica citado en un post de Filvit Mamá hace unos días) no podía crear otro ‘enemigo’ (críticamente hablando) que sí mismo.
Por lo tanto, retomando – si es que se puede – el principio de este escrito de Dr. Divago, ¿Por qué existen los espacios como CASPA? Pues una posible respuesta sería la siguiente: porque necesariamente tienen que existir. Es decir, existen porque se responden en sí mismos. Esta respuesta sólo sería aceptable, claro, si consideramos -como consideramos algunos casposos- que ahora mismo no se puede hablar de una poesía ‘independiente’, de una poesía no condicionada por los medios, los premios y por los amiguismos, redes que no dejan de ser, en todas sus variantes, variantes de esta Red de Redes, de este Jerjes comunicativo que es la web 2.0. Claro que hay poetas (y muy buenos) que no están condicionados por estas redes, pero son pocos casos y algunos muy discutibles. El mundo de los premios literarios, por ejemplo, ofrece una diana fácil hacia el cual lanzar nuestras estocadas justicieras anti-sistema. Pero todos sabemos que la cosa va más allá.
Ahora mismo no basta con hacer la contracrítica de los críticos en un blog, porque es caer en lo mismo. Si aceptamos que el mundo poético en el Estado está viciado, debemos preguntarnos por quién. Y la respuesta no parece andar muy lejos.
Y así llegamos a la segunda pregunta ¿Qué hace falta para que dejen de existir los espacios que critican la atmósfera poética contemporánea? No creo que un cambio sea la respuesta. Seguramente el asunto circula entorno a palabras como ‘compromiso poético’ y ‘sinceridad creadora’. Palabras que no entiendo del todo –al igual que muchas de las que he escrito aquí hoy – y que me dejan a ratos deprimido, a ratos eufórico, leyendo poemas que no hacen más recordarme que podría estar leyendo otra cosa.

jueves, 20 de septiembre de 2007

10 razones para no escribir poesía

1) La principal: no da mucha pasta.
2) Nadie te lee (pero piensas que sí).
3) Tienes que soportar que la gente diga que te lee y que eres malo/bueno.
4) Todos tus enemigos poetas piensan que eres malo. Tus amigos poetas simplemente piensan que eres peor.
5) Engordas.
6) Crees que lo que has escrito es importante y sueles pregonarlo en fiestas y bares donde, tras la cuarta cerveza empiezas a creer que los demás aprecian lo realmente importante que es.
Anexo digresión sobre el punto 6) La poesía perjudica seriamente su salud pero no la de su editor (Visor, Hiperión, Pre-Textos, DVD)
Anexo digresión sobre el anexo digresión del punto 6) La poesía perjudica seriamente su salud y la de su editor (Celya, Trashumantes, LF Ediciones, Cuadernos del Vigía...)
7) Algún día, aunque ahora te parezca imposible, dirás en congresos y en mesas redondas cosas como 'mi obra', 'etapas que se van quemando' y 'se ha dicho sobre este poema que...'.
8) Lejos de fusilarte tras el punto siete, el punto ocho es la culminación de la tragedia: te aplauden.
9) Porque, en el fondo, la manida frase de 'Shakespeare ya lo escribió todo' tiene algo de verdad.
10) Porque nunca lo haréis tan bien como yo.

martes, 18 de septiembre de 2007

POESÍA VS PUBLICIDAD

Hace tiempo que discutí sobre esto con un poeta en el bar de abajo, pincho de tortilla mediante. Salió el anuncio del bemeuve. Música estupenda, imágenes de la polla: manos que acariciaban una espalda, o un bracito, iluminación perfecta, objetivo con macro para captar el momentazo de los pelos de punta. Bemeuve ¿te gusta conducir? Mi poeta dijo: “Ese anuncio tiene poesía”.

Entonces lo estuvimos hablando, no, no señor, para mí eso no es. Sobra aquí en este blog de CASPA, frecuentado por gente tan leída, que me explique. Bueno, en pequeño, lo medio-explico: en mi opinión, la creación, y ni mucho menos la belleza precedida por un briefing, puesta al servicio del capitalismo, encantadora de serpientes y bichitas, creadora de universos simbólicos con el fin de venderte la burra (metalizada, en este caso), no tiene nada que ver con la poesía. Es más, la contraviene. La cosa más bien es al revés. Pero bueno, sobre la publicidad y sus semióticas y su contrario, la poesía y sus resistencias, mejor los habla el Barthes, o los ensayos de Riechmann.

A lo que iba. Que cuántos anuncios parecen poemas, que cuántos versos parecen de anuncio. Que un poeta visual no es un diseñador. Que copy y poeta son antónimos. Que guionista no es igual o menor a poeta. Que lo de la poesía es otra cosa, y que una cosa es un conjuro y otra es un eslogan. Todo esto venía porque acabo de ver un anuncio de otro coche, el nuevo COROLLA VERSO. CALIDAD E INGENIO EN SIETE PLAZAS. Hay que joderse…

un titular espeluznante

José Daniel García, POETA:
"La hipersensibilidad que conlleva la poesía es una enfermedad"

Publicado en El Día de Córdoba, el 25 de mayo de 2005

lunes, 17 de septiembre de 2007

Hipoeticas Basura

Ya se sabe que los poetas levitan dos centímetros por encima del suelo. Eso dicen y puede que sea cierto (aunque ya me gustaría a mí que alguien consiguiera -sueño imposible- levantar la décima parte de una tonelada que mi poética personal arrastra últimamente). Bien, volviendo a la levitación: que sea o no sea cierto me es indisoluble, e incluso indivisible. Pero, en cualquier caso, es bastante notable la poca atención que muchos poetas prestan a la realidad hipocondriaca que nos rodea. Poetas, hay que leer los periódicos. Y no porque sea necesario -ni siquiera importante- ser un poeta 'social' (término que ha sido vilmente desprestigiado en las últimas tres décadas y que el gran José Hierro reflotó en uno de sus últimos recitales con cuatro frases, muy bien dichas por cierto, sobre el sinsentido de utilizar las palabras 'poesía social' como si fuera una especie de enfermedad paradójicamente ignominiosa) sino porque el mundo no es un sitio original y todo se suele repetir y reflejar en el fondo de sí mismo.
Con una lectura más atenta a nuestra maravillosa prensa nacional -corpus incorruptus del poderío españó- uno podría -con la ayuda de algo de tónica rebajada con gin- llegar a establecer una no tan absurda relación entre la situación de la joven poesía española y el llamado 'problema de la vivienda'.
Para empezar, de entrada, ambas tienen en común que adolecen de la misma enfermedad: una especie de gigantismo desproporcionado y visiblemente contagioso. Pisos a mansalva y libros por un tubo. Servidor tendría que hipotecarse para poder comprar toda la poesía joven que se publica en un año en este país de libreros, distribuidoras, editoriales y -por qué no- autores. Pero se trata, la mayoría de las veces, de libros de 25 metros cuadrados en el mejor de los casos y uno suele descubrir, cuando ya es tarde, que la constructora le ha puesto una imitación barata de granito en la encimera. ¿Y qué propone vuestro casposo rechoncho? Desde luego no propongo que se publique menos y, hasta cierto punto, ni siquiera estoy diciendo que se construya de más: como siempre, el problema es la inaccesibilidad.
La poesía joven se está reciclando en sí misma y el mundo editorial está apostando casi siempre por poetas que carecen de una voz de protección oficial. Sí, me estoy dispersando, lo sé -aunque nada hay más hermoso que la disgresión- pero, lo que estoy intentando decir es que los poetas ya no están al alcance de los lecotores que no leen poesía (algo interesantísimo y que exige mucho del poeta) y a los lectores que leen poesía, por lo general, no les interesa demasiado ningún libro. Todo el mundo sabe decir Tara y Elena Medel y la gente suele decir 'ah sí... Pardo y Bernier'. España es un país donde se construyen pisos para que nadie viva en ellos y se publican libros para que nadie los lea. Claro que las urbanizaciones se promocionan y es absurdo que yo sea capaz de nombrar ocho urbanizaciones madrileñas, dos burgalesas, ocho valencianas, tres cordobesas y, con todo, no poder decir de qué color han pintado las puertas, qué sonido hace la cadena del váter de cada cuarto de baño, si los domingos entra un sol apacible por la ventana del dormitorio o si, por lo contrario, se suele proyectar la sombra de una semana desafortunada. ¿A quién le interesa eso? A la maquinaria poética desde luego que no.
Tendrá que suceder como en EE.UU (la vida, por lo general, suele suceder como en EE.UU.) y tendrá que reventar esto por algún lado. ¿Por dónde? Tampoco puedo ofrecer una respuesta. Lo único claro es que nos estamos hipotecando a largo plazo y que salir del atolladero no será fácil.
Como dijo Ángel González en un verso: "estas cucarachas no leen los periódicos". Servidor el primero.

jueves, 13 de septiembre de 2007

DIARIO DE UN IGNORANTE (1)

Aquí tienen la primera entrega de 'Diario de un ignorante', la facción ignorante de CASPA. Una sección que propone celebrar la ignorancia (la mía, no la vuestra, naturalmente) y, si puede ser, sacar algo en claro de lo oscuro, lo cual es siempre recomendable. La sección consistirá en dos partes sencillas: la primera y la segunda, siendo la segunda la 'P.Q.H. y otras siglas'. Salud.

Hoy el ignorante repara en la existencia de un texto de Witold Gombrowicz (1904-1969). El texto es conocido, pero nunca sobra una relectura -o, mejor dicho, nunca sobra que pase de ser 'conocido' a ser un texto que realmente nos leamos de una maldita vez los que somos unos ignorantes. Hoy, de una vez por todas, para dejar de decir 'ah sí... el amigo Witold...!' con esas ínfulas que nos caracterizan a tantos. En fin, pinchen sobre la foto, en la severa cara de 'el amigo Witold' y encontrarán, si todo va bien, el texto. Magro. Absolutamente.

LA P.Q.H. Y OTRS SIGLAS

Y la palabra que he usado hoy sin saber realmente qué quiere decir es:

Como sospecharán, la palabra es 'ínfulas'. Ya que somos, en general, muy poco dados a utilizar el diccionario -yo he optado por Google, con los riesgos que obviamente conlleva- me ilustraré a mí mismo con una somera definición del palabrejo.
INFULAS:
En la Antigüedad, se llamaban "ínfulas" a unas tiras o vendas de las que pendían dos cintas llamadas "vittae", una a cada lado de la cabeza.
Las "ínfulas" se usaban arrolladas en la cabeza a manera de diadema o corona, y solían lucirlas los príncipes y sacerdotes paganos, como señal distintiva de su dignidad.
Con estas "ínfulas" se adornaban también los altares y -en algunas ocasiones- las víctimas que eran llevadas al sacrificio.
Pero cuantas más eran las ínfulas y mejor la calidad de su confección, más importante era considerada la persona que las portaba, por lo que, era muy común escuchar hablar de víctima de muchas ínfulas.

martes, 11 de septiembre de 2007

otro maravilloso

las madres del invento, unos de los primeros en seguir la máxima de orwell:

en estos tiempos de impostura universal, decir la verdad constituye un acto revolucionario.


diciendo la verdad llegaron a aparecer como suplemento cultural de la razón, acto insólito, maravilloso y situacionista que aún hoy les honra. honrémosles nosotros visitando ahora

http://www.lafieraliteraria.com/

lunes, 10 de septiembre de 2007

Ya estoy aquí, he vuelto. Anduve durante días observando. Ya sé que una justificación así del silencio es propia de gentes interesantes. Pero lo mío es más bien cosa de lentos.

En estos días he vuelto a Edgar Morin, sus textos tienen un releer muy agradecido. Y dice:

“El fin de la poesía es llevarnos al estado poético”.

Nada menos.

maravilloso blog

solicitamos desde aquí el hermanamiento con el blog de crítica poética y contracrítica.

http://criticadepoesia.blogspot.com/


al leerlo, sólo se nos ocurre exclamar: ¡menos mal!

sábado, 8 de septiembre de 2007

el síndrome maruja

Estoy contenta.

Quiero decir, que estoy contenta, con esa alegría insana que da el pensar “ya lo sabía”. Contenta con lo triste que me parece esto. No triste. Vamos a poner, mejor: esclarecedor, demostrativo, ¿ejemplar? de lo que pasa en este país (o en esta época) con estas cosas (o con todas las cosas).

Me estoy refiriendo al artículo breve, brevísimo, que escribió Filvit un poco más abajo, días atrás, acerca de la poesía de David González, y a la larga ristra de comentarios que se han ido sucediendo, en los que unos y otros se dejan la piel (con más o menos apasionamiento), defendiendo o tirándole piedras al poeta cuestionado, al artículo cuestionante, e incluso entre los propios comentaristas.

Perdón. Pero es que me ha venido la imagen de los programas éstos de la televisión donde marujas de alta alcurnia se tiran de los pelos y de las lenguas y se sacan trapos sucios hasta de lo más recóndito de los escotes.
Son programas muy divertidos. No sé si ustedes habrán visto alguno. O más no sé si ustedes habrán podido no ver alguno.

Porque el caso es que es de lo que más hay.

Es que solemos preguntarnos, los que nos las damos de cultos, por qué no habrá entre las floridas programaciones de nuestra televisión alguna cosa educativa, canales de historia, de actualidad cultural, reportajes interesantes, asuntos de éstos que nos dicen que no tienen audiencia.

De la misma manera (ingénua) nos hemos preguntado algunos (hablo ahora en concreto nosotros, los tres de CASPA), por qué hay tanta carencia de portales, páginas o blogs de teoría poética. No ya de poesía en general, que de esos hay miles y de todos los colores. Sino de teoría poética. Es decir, de las cosas raras de la poesía, de sus motivos, sus bases filosóficas; su evolución actual; los porqués y los paraqués y los dedóndes y hastacuándos de la poesía; las asociaciones y acciones que la circundan (a la poesía); un sito de reseñas curiosas, de información, de apertura a lo vario.

Más o menos eso nos preguntábamos, digo, cuando empezamos CASPA, con el ánimo de añadir alguna cosita nueva (una cosa leve, discreta, como ésta, un blog de tantos, perdido en el mundo de lo que nace sin mucho bombo). Y creo que con todo este asunto del artículo de Filvit la respuesta está bien clara:

Si en un sitio en el que se han escrito ya varios textos buenos, creo, acerca de cosas diversas, entre ellos artículos bastante gordos en cuanto a crítica (véanse: “el festival de Medellín, a la palestra” o “agentes culturales unidos”), bien pensados en cuanto a teoría, (“¿fondo o forma? La institución literaria avanza”, o “poesía+sonido+experimentación”), artículos abiertos a la controversia en cuanto a opinión teórica, artículos interesantes en cuanto a recopilación de sucesos literarios y artísticos actuales, etc., el único que ha movilizado a los lectores, (el único que ha superado con mucho los dos o tres comentarios aislados), ha sido el que hablaba de David González, yo creo que ya podemos empezar a pensar que realmente no hay mucho que hacer.

Que somos eso, parece, irremediablemente: un mucho de faceta marujil exacerbada, otro mucho, quizás, de pereza y desgana ante los “tostones teóricos”, y un muy poco de esa parte interesada, ávida de aprendizaje, cuestionadora, hasta incómoda; esa precisa parte que es justo la que hace falta para cambiar las cosas, para crecer, para hacer que evolucione esto de la poesía, esto de las artes, todo esto. Y todo lo demás.

viernes, 7 de septiembre de 2007

metamorfosis conceptuales

Llaman fotógrafo al que hace performances, performer al que actúa, actor al que recita poemas, poema visual a simples juegos de letras, letras a lo que son dibujos, dibujos a las fotografías de la mente.


Yo, como no entiendo, observo.



(Zhang Huan (¿performer/fotógrafo/artista/modelo?), en su serie "Family Tree")

martes, 4 de septiembre de 2007

un creador ejemplar

Un artista que dice no

Isidoro Valcárcel Medina, con 69 años, sigue fiel al espíritu que le convirtió en pionero del arte conceptual español. Y advierte que "es más difícil escapar del dinero que de la policía"

JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 10/07/2007


En septiembre pasado, Isidoro Valcárcel Medina fue invitado por el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) a participar en la exposición que desplegaba la colección del museo. El artista murciano, que este año cumple 70, aceptó con una propuesta peculiar. Durante nueve días estuvo pintando de blanco un muro blanco. Lo hizo con un pincel del número 8, es decir, de los que se usan para las acuarelas. "No me importa estar en un museo", explica en su casa de Madrid, un apartamento mínimo e impoluto, "pero quiero estar a mi manera, no almidonado en los sótanos. Mi forma de estar en una colección es hacer algo que no se pueda coleccionar".

Aunque hace tiempo que las actitudes radicales de los sesenta se convirtieron en aquello que denunciaban -mercancía-, Valcárcel Medina sigue fiel al espíritu que lo convirtió en un pionero del arte conceptual en España. Hoy es un mito. Durante el pasado Congreso de la Lengua, participó en una colectiva en Cartagena de Indias. Muchos de los que exponían con él podrían ser sus nietos. Lo consideraban un clásico. "Será por la edad", dice él. El artista, presente en Teatro sin teatro -la gran exposición que puede verse en el Macba hasta el 11 de septiembre-, imparte además este año un taller en el Espai d'Art Contemporani de Castellón. Pero no quiere oír hablar de sí mismo como maestro: "El arte se puede aprender, pero no enseñar. Sólo cuenta el testimonio personal. Para mí, el arte es la vida, una actitud, ser consciente de lo que quieres. Y de lo que no".

Valcárcel, en efecto, nunca ha sido un artista cómodo. En 1996, el Reina Sofía, dirigido entonces por José Guirao, lo invitó a presentar un proyecto. Él, de nuevo, aceptó. Y de nuevo con una condición: para ejecutar su obra necesitaba los presupuestos reales -montajes, catálogos, transportes, seguros- de las últimas muestras realizadas en el museo madrileño. El Reina se negó a facilitarle esa información, que él consideraba de dominio público. Así empezó una particular performance que llevó al artista hasta el Defensor del Pueblo -que le dio la razón- después de reclamar ante el Ministerio de Cultura y el Congreso de los Diputados. Ni qué decir tiene que la exposición, que hubiera colocado a Valcárcel Medina en el candelero, nunca se llevó a cabo. Para él, la obra resultante es la kafkiana correspondencia que mantuvo con todas las instancias interpeladas. No era la primera vez que el artista chocaba con una institución. Cuando una fundación, cuyo nombre no quiere revelar, le propuso exponer, él presentó un presupuesto que fue rechazado: seis euros. "Me dijeron que creaba un mal precedente no por ser caro, sino por ser barato".

Valcárcel Medina no ha vendido jamás una obra. Durante años vivió de rehabilitar casas. Con todo, él no renuncia a que le paguen, "pero un precio digno, no precio de artista". Por eso cobró lo que hubiera cobrado un pintor de brocha gorda por pintar aquel muro del Macba: 900 euros. "Parece", apostilla, "que uno tiene un estatus y ya no puede ir de pintor de brocha gorda. Vale, pues voy con un pincel fino". Para él, "el arte está supersobrevalorado". Por eso le parece "un caso maravilloso" la desaparición de la escultura de Richard Serra, de 38 toneladas, perteneciente a la colección del Reina Sofía: "La obra de arte es robar esa escultura, no hacerla".

La conversación termina desembocando en una pregunta: ¿es más difícil escapar a la persecución o al halago? "Ahora, el poder lo asume todo, lo paga y lo archiva para la tranquilidad general. Es más difícil escapar del dinero que de la policía. Hay profesionales de la protesta que medran y progresan. Antes, si escribías en una pancarta 'Franco es feo' ibas a comisaría. Hoy si escribes 'El alcalde es feo' el Ayuntamiento te compra el cartel". Con todo, siempre hay resquicios, el poder no lo asimila todo: "Es cierto, el Reina Sofía no asimila que se le pidan las cuentas. A los artistas les exijo un plus de responsabilidad. Deberían pensar: si todo lo que hago me lo compran, ¿qué puedo hacer que no me compren, para que no me cacen?". Y recuerda su experiencia: "Una vez me llevaron a Canarias y me metieron en una habitación de hotel con dos duchas y cinco televisores. Pensé: mi obligación es evitar que me vuelvan a meter en una habitación así".

lunes, 3 de septiembre de 2007

el frente de liberación del turista y la acción poética

Primera acción del Frente de Liberación del Turista


Y sabed que la lucha que nos hermana hoy será la única verdad del mañana.

Sabed, camaradas, que el turista oprimido bajo el rojo imperialista del rótulo VIAJES MARSANS, no nos lo agradecerá más que con su existencia futura y liberada. Y en cada signo que ponga en entredicho la monopolización de nuestros espacios de recreo, y en cada niño que se niegue a tirarse por el tobogán del Aquapark, y en cada abuela que no compre un pañuelo de cachemir durante una de las 742 paradas de repostaje-y-compra que hacen los autobuses del INSERSO de Madrid a Benidorm, y en cada funcionario que se niegue por tercera vez a escuchar la llamada de Cancún, y en cada pareja de recién casados que decida no comprar ese chalet adosado en la Urbanización Villahermosa a tan sólo doscientos metros del centro comercial, en cada uno de esos gestos, veremos el triunfo de esta voluntad por agredir lo que son ya los más absolutos despojos y deyecciones de la aventura capitalista.

Hemos ido dejándonos la piel en cada uno de los metros del litoral español. Nuestra sangre se mezcla con la paella prefabricada de chiringuito, nuestras experiencias estéticas no recuerdan otra cosa que el aluminio pulido y la lona blanca, nuestras papilas gustativas están machacadas de tanta horchata transgénica. Nuestros conceptos básicos de la existencia como pueden ser el amor, la amistad o la justicia, tienen la misma configuración que las políticas urbanísticas para los emporios turísticos: no tienen nada que ver con nosotros. Hemos sucumbido al estereofónico rugir de los HALCONES. Somos ratoncitos en madrigueras dobles, con baño y TV.

Debemos, camaradas, repetir a viva voz: No. No se deje engañar. No compre más piedras, deje de freírse al sol, coja al niño de la mano y no deje que se acerque al Mac Donald’s. La revista TELVA no soy yo. El ir a Cuba antes de que muera Castro, no es una razón. Deje de adquirir bonos-hotel, deje que su corazón vaya a distinto ritmo que el cuenta kilómetros.

Desde la cúpula del FLT, elegimos, tras largas deliberaciones, atacar un frente común en cada una de nuestras ciudades. Y hemos seleccionado el GILITREN. Ese gusano ferrovial que transporta a los turistas sofronizados, visitando lo que queda de los monumentos. Quitémosles esa cara de imbéciles, de sonrisas infantiles creyendo que van a Hogwarts.

Escojan la calle más céntrica y amordácense como en las viejas películas del oeste tumbándose en el suelo. Monten entre unos cuantos simpatizantes del FLT un grupo de vaqueros que asalten el tren, con sombrero y pañuelo en el rostro. Hagan que descarrile. Atraquen a sus pasajeros (que dos de ustedes sean señuelos y les den rápidamente el dinero). Flirteen elegantemente con la guapa turista de tono rojizo, pónganle el sombrero uno de ustedes y déjenle una vieja harmónica en el regazo, como verdaderos caballeros. Ella secretamente se lo agradecerá (y su marido, si es un poco listo, se dará cuenta que el contacto de ustedes con la piel de su mujer es mucho más fácil y menos irascible que el de ellos dos cuando se acuestan). Que una de las mujeres del grupo de asaltantes pase a la locomotora, y tras haber cometido el atraco, deposite un áspero beso sobre el conductor y le diga «sigue adelante, vaquero». Huyan en bicis, pedaleando hacia el ocaso.

Primera acción del Frente de Liberación del Turista, a 1 de julio de 2007, con el inicio del estío y el despertar de un nuevo ocio.

entre masturbación y orgía

(SOBRE LO ORAL Y LO ESCRITO, LOS TRADUCTORES DE OJO A OREJA, LOS RECITALES HUECOS DE PALABRAS LLENAS, VERSUS RECITALES LLENOS DONDE PUEDEN NO ESTAR LAS PALABRAS).

Debería dar miedo un recital, hacer un recital (¿decir un recital?), asistir a uno. ¿Se han dado cuenta ya de que un recital, una reunión en la que se recitan poemas previamente escritos, es el acto de traducción simultánea más radical, suicida, sin red debajo, que existe en literatura?

Excluyendo el caso de los antiguos bardos, y el de los que hoy día escriben para leer (autores que parece que escriben ya directamente en voz alta), la gran mayoría de los poemas nacen por escrito.

Lo escrito va al ojo, del ojo al mecanismo mental por el que asociamos los símbolos aleatorios de las letras a palabras que conocemos, y de ese mecanismo a otro en que esas palabras, unidas, adquieren un sentido lógico (o no tan lógico), llegando al final, incluso, este proceso, a un último nivel de evocación abstracta, en el que sin saber bien por qué, los versos nos gustan, nos estremecen, o nos dejan indiferentes, o directamente nos parecen una mierda.

Todo esto, que no es otra cosa que leer, se hace a una velocidad bastante considerable, y se hace en silencio, y lo hace uno solo consigo mismo. Es, digamos, puestos a buscar metáforas contundentes, como la masturbación de la literatura.

Entonces, después, encima o además de lo escrito, llega el recital. Y aquí ya no es uno solo, sino que por lo menos son dos, uno que dice y otro que oye. Ya no es en silencio, ya no entra la cosa por el ojo. En el recital la palabra tiene un tono y un timbre y un acento, tiene voz de mujer, o de hombre, una cadencia u otra, un volumen. Pero además tiene un gesto, unos gestos, un personaje, ese del que sale la voz que recita, que a veces se mueve mucho, a veces está quieto con la mano en el bolsillo, a veces es guapo, a veces es gordo, o viejo, o lleva gafas, o minifalda, o son varios. Y entre el personaje y el oyente hay para colmo un espacio lleno de aire, interferencias.

Así, muchas veces, siguiendo la metáfora de arriba, se convierten los recitales en una orgía. Pero en una orgía incómoda y aburrida.

Voy a remarcar aquí que pienso sinceramente que ni la lectura masturbadora ni el recital orgiástico son peores ni mejores, ni que una cosa deba sustituir a la otra, ni que haya que buscar necesariamente el camino intermedio. Son dos vías de transmisión diferentes, eso es todo: papel-ojo; voz-oído. Pero hay que darse cuenta precisamente de eso, de la diferencia, de que un mismo poema, leído en voz alta por dos personas distintas, puede dar resultados completamente antagónicos. Que del silencio a la voz hay un paso enorme y delicado.

Por eso hablaba arriba de traducciones. Cuando recitas poesía, sobre todo poesía, poeta, no estás diciendo lo mismo que dice el papel que tienes delante o en la memoria. Estás descomponiendo y recomponiendo la cosa de un campo a otro de la comunicación. Estás concretándolo todo en una voz y un gesto, singularizándolo. E igualmente cuando oyes una poesía recitada, espectador, no estás leyendo, y a veces no puedes llegar ni remotamente a hacerte una idea de lo que hubo antes en el papel.

Con todo este hilo reflexivo me doy cuenta de por qué les he tomado gusto últimamente a los recitadores que buscan otros medios, (imágenes, silencios, vídeos, volteretas, gritos…) para tratar de traducir sus poemas.

Siempre serán absolutamente alucinantes los “traductores simultáneos” que consiguen con sólo su voz y su presencia transmitir lo mismo que las letras del papel.

Pero esto no les quita mérito, creo, a los que se dan cuenta de que hay lenguajes paralelos y equivalentes a los de la poesía escrita, paradójicamente distintos a los de su trascripción inmediata en voz alta, en oral.

Esos poetas de entre la masturbación y la orgía, que buscan también eso de en medio, y lo sudan bien, y te presentan de pronto cosas totalmente poéticas, sorprendentes y bellas, en los escenarios más insospechados.