lunes, 17 de agosto de 2009

Pelo de poeta III

No dejéis pasar, jóvenes poetas envejecidos por el vino que susurra en vosotros los versos que la mano temblorosa no consigue alinear, la contemplación del rostro que Edna St. Vincent Millay os facilita al apartarse en sutil y fugaz sacrificio el mechón seguramente pelirrojo, como el cabello de Judas, otro vencido entregado al destino paradójico, irresoluble, de la vela que se consume por sus dos extremos:


My candle burns at both ends
It will not last the night;
But ah, my foes, and oh, my friends -

It gives a lovely light.






If I should learn, in some quite casual way,
That you were gone, not to return again--
Read from the back-page of a paper, say,
Held by a neighbor in a subway train,

How at the corner of this avenue
And such a street (so are the papers filled)
A hurrying man--who happened to be you--
At noon to-day had happened to be killed,

I should not cry aloud--I could not cry
Aloud, or wring my hands in such a place--
I should but watch the station lights rush by

With a more careful interest on my face,
Or raise my eyes and read with greater care
Where to store furs and how to treat the hair.


(Si alguna vez me entero, de manera fortuita, por ejemplo por la última página de un diario que lea un viajero en el metro, de que te has ido y no volverás, de que en la esquina de la avenida tal con la calle cual -en ese lenguaje que se usa en los periódicos- un hombre apresurado -que resultaste ser tú- ha resultado muerto este mediodía, no lloraré en alto -no podría llorar en alto, ni retorcerme las manos, en un lugar como ese-, me limitaría a concentrarme en mirar cómo pasan las luces de las estaciones, o levantaría la cabeza para leer, con mucha concentración, dónde se pueden guardar los abrigos de visón, qué hay que hacer para cuidarse el pelo.)

viernes, 14 de agosto de 2009

Pelo de poeta II

Vladimir Maiakovski, ¿qué dice Lila Brick de que fumes bolígrafos?

En la cárcel soñabas que Musil te pegaba sillas en la solapa. Por eso la proteges.

Has dejado en un perchero del futuro la gabardina amarilla, así cualquiera.

Pareces un dibujo de Maiakovski.


























¿No te has cansado ya de que Varvara Stepánova te afeite la cabeza con sus medias?

No te pongas así. Te juro que yo pago el Becherovka. Van a enterrarte con peluca: eso no lo podemos evitar.

Cuando te llame Zara, no lo cojas.


Y de todos modos

La calle se ha hundido como la nariz de un sifilítico.
El río es voluptuosidad que se prolonga en saliva.
Lanzando su ropa interior hasta la última hoja
los jardines yacen derrengados obscenamente en junio.
Salgo a la plaza,me pongo en la cabeza

la calle ardiente, como una peluca roja.
Los peatones me eluden con temor: en mi boca
agita las piernas un grito a medio masticar.

sábado, 8 de agosto de 2009

Pelo de poeta

Stephen Spender, el gastador Esteban, ven a malgastar tus riquezas conmigo.

Derrocharemos no eternamente –como diría el de la barba llena de mariposas-, sino hasta que se nos acabe. Oh, qué hermoso será pagar diecisiete y dejar treinta y dos de propina. Ah, tú has de soltar todas las moneditas que a tu poder lleguen para dejarte libre la mano de peinarse, la mano de hacer un gesto ay de hombre libre y pobre, que aunque parezca que va caminando, sin que se note va trotando a lo largo de las casposas calles.



A qué brutal iglesia, que parece un granero, has dado la espalda para sacarte este retrato. Oh quién te peina el pelo.

¿Han sido las mismas manos las que te han colocado la bufanda para que no te enfríes pero sin descuidar la simetría y las que te han sacado de quicio la cabellera? Mírala cómo señala el cielo, pero un poco escorada, cabellera como trigo mecido por el viento.

Esteban, ¿te han tirado del pelo?

Cuando tirábamos del pelo queríamos acariciar, pero no sabíamos hacerlo.


To my Daughter

Bright clasp of her whole hand around my finger,
My daughter, as we walk together now.

All my life I'll feel a ring invisibly

Circle this bone with shining: when she is grown

Far from today as her eyes are far already.