domingo, 16 de diciembre de 2007

¡Cáspita!

Consideraciones previas:

¡cáspita! (del it. «càspita») interj. Expresión de asombro, *enfado o sorpresa casi en desuso o empleada con refinamiento irónico.

Asombro: porque la soledad se apodera de este blog.
Enfado o sorpresa: es lo mismo, implica un cambio de estado, en este caso la paradoja es que el cambio de estado se produce porque no cambia nada.
Casi en desuso: como este blog.
Empleada con refinamiento irónico: nunca pensé que estaría implicado alguna vez en algo relacionado con refinamiento. Pero así es.

POST: Tricotilomanía o La enfermedad de arrancarse el pelo

Me tienta reflexionar sobre lo interesante que es navegar en un barco fantasma, ser, aunque sólo fuera un instante -no más, por favor- Will Smith andando solo por N.Y. enfrentándose a todo tipo de bestias inverosímiles. Pero tampoco es tan interesante y, seamos sinceros, la peli de Will no promete nada.
¿Quién leerá estas palabras? ¿Quién leerá, hoy, estas palabras, publicadas en un blog que no tiene autoría, que no pone a parir a nadie y no habla del cambio climático -igual deberíamos hablar del cambio climático?
Todo círculo se cierra, tarde o temprano y puede que ya no toque hablar de lo que es poético y lo que no lo es. Puede que hayamos tropezado en algún momento, puede que ni siquiera nos diéramos cuenta. ¿Dónde está todo el mundo? Diría un personaje calvo con ciertos aires a Truman Capote mientras vaga por el salón, pisando restos de vasos y botellas de Moët. ¿Me hice viejo ya? ¿Estoy muerto?
Eso mismo me pregunta el pivón de Diesel, pero sé qué responder.

A) No estoy muerto, no lo estamos, nos sostenemos y podemos hacer algo.
B) Estoy muerto y realmente da lo mismo, porque la gente lo está también.

¿Y qué más da? ¿Qué importa nada? Puedes fliparte viendo Concursante e ir al día siguiente a cancelar tu cuenta en Caja Rural, sintiéndote algo vencedor y algo nervioso al mismo tiempo. Puedes criticar la navidad y presumir diciendo que tú escribes para acabar con todo eso, que participas en un blog que cambiará el rumbo de las cosas. Por poder, puedes hacer lo que quieras, prácticamente.
La cuestión es que tarde o temprano necesitarás una puta cuenta si quieres que los imbéciles para los que trabajas te ingresen esa mierda que llaman nómina, la navidad (o Navidad) vendrá, blanca y corteinglesca -en octubre- y acabarás acudiendo a una perfumería para buscarle algo a 'cariño-cosita-princesa-perosisabesquetequieromuamuamuá'. Es así. Ese blog también acabará por cansarte, o acabará cansándose de ti y pasarás a otra cosa. Pero antes de irte, igual, podrías decirle a alguien lo que piensas, si es que alguien quiere saberlo, decirle a alguien lo que piensas realmente sobre algo, en fin, ahí te lo dejo Trico, be brave and be breve. Ah! Y Feliz Navidad...

"Yo, Tricotilomanía, he nacido y moriré en este blog. Espacio que amo y donde me siento cómodo. No conozco otro espacio, es cierto, pero querría dejar eso claro antes de continuar.
Como hombre hecho a mí mismo, tengo varias cosas que decir al respecto. ¿Respecto a qué? No sé, al respecto, y punto:

1) El frío es malo, hay que evitarlo.
2) Que el frío sea malo no implica que debamos calentar el planeta. Debe hacer frío, pero lo justo.
3) Escribir poesía es, a todas luces, la cosa más absolutamente absurda, improbable, improductiva y, sobre todo, vana que uno puede hacer.
4) Es importante encontrar a alguien con quien charlar. Estar solo es terrible.
5) Los blogs no cambiarán el mundo, nada puede realmente cambiar el mundo. Yo no esperaba cambiar el mundo, aunque confieso que no esperaba tampoco que el mundo me cambiara.
6) Me entristece pensar que si pusiera a parir a tres o cuatro poetas este post recibiría un montón de comentarios de gente ''interesada en la poesía''.
7) Los comentarios no importan, pero demuestran que uno no habla solo.
8) Quien habla solo no espera hablarle a Dios algún día. Eso es una paparruchada -otra palabra en desuso-.
9) Hay que plantearse que mucha gente considera que estás haciendo el imbécil. Hay que reflexionar sobre la posibilidad de que tengan razón.
10) Toda actividad cultural, toda inquietud, todo poema, revista, editorial, película, blog, cuadro y ciclo de recitales constituye, después de todo, una forma como otra cualquiera de pasar el rato. De entretener la mente, de recibir algún tipo de cariño o comprensión.

Porque la cruda verdad es que afuera hace un frío acojonante. Siniestro.

martes, 4 de diciembre de 2007

DE CUELGUE. CON CASAS VIEJAS (Sevilla)


Sé que esto es un blog de pensamiento poético y –sobre todo- antipoético. Pero lo es también de acción sostenida. O eso se supone.

Por eso. Qué mejor sitio que éste, que el CASPA (tiene que haberlos, ahora que lo pienso), para estarme todo el rato del lado del CSOA Casas Viejas, de Sevilla. Hasta que los subieron, el pasado viernes, dos activistas del Centro Social resistieron bajo tierra; hasta que los bajen, dos activistas de Casas Viejas seguirán colgados a 120 metros de altura, en el puente del Centenario.

Valgan estas alturas y aquellas bajuras como actos verdaderos, como realidades molestas a los ojos y a las teclas de quienes, a la mañana siguiente, cada mañana siguiente, se esfuerzan en contarnos que las cosas son de la otra manera, que los de este lado huelen, que los hay con vínculos a ETA, que si cuatro tirados. Que qué coño aquello de que allí se hacía a diario cultura, talleres, recitales. Que si Poesía no eres tú.

Eso dicen los mismos que aplauden complacidos al saber que el Cervantes esta vez va al gran Gelman, y yo ya sí que no entiendo nada. Estoy de cuelgue. Casi a 120 metros de algunas mentiras. Como los de Casas Viejas.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Entrevista

Fragmento de la última entrevista que concedió Leopoldo Solaz al marido de su nieta Liliana Solaz, el 3 de marzo de 1998, cuatro años antes de su muerte.

Dejé a Juana y a su hermana. Miento, su hermana ya se había ido antes. Dejé los platos con manchas de ketchup, dejé que los libros se desparramasen, dejé que el agua corriera. Dejé lo que estaba haciendo y me hice a lo que había dejado. Y con el If de Ruyard Kipling en la guantera, dos metanfetaminas en el bolsillo de la lengua y cinco dedos en cada mano, apreté el volante como si quisiera doblarlo. Poesía de autopista lo llamaron. Salió en el Babelia, página 7.
Bajé a comprar un Sopistán y una hogaza pequeña. Pero sin querer hacer una bacanal del glúten ni una fiesta sopera. Bajé con el pijama bajo los jeans y mil pesetas en la cartera. No te digo más. Poemas de ultramarinos, lo describieron, como si el mundo se hubiese olvidado de la posmodernidad y nadie supiese que significado y significante pueden estar a tomar por culo el uno del otro. De ultramarinos. Con todas las letras. En un programa de la 2.
Yo creí que era moreno, y luego eccema, y luego era melanoma. Con la forma de un conejito comiéndose un armario de dos puertas de Leroy Merlin. A lo largo del muslo y con el dibujo del picaporte a la altura de la rodilla. Siete meses de radioterapia. Las palabras me llegaban con las ondas. Confinaron el libro a un premio importante. 46 % para hacienda. No te digo más. Como no respondía, empezaron a llamar al interfono. Me dieron por muerto en una revista francesa y en el Times Review apareció mi foto junto a la de Salinger. En México se hizo una antología que se llamó Cartas Muertas.
El plan de pensiones dio para una casa. Las ediciones pagaron un jardín y cuatro artículos dictados por teléfono plantaron una higuera en mitad del césped. Te digo esto a ti, porque Liliana te quiere. Escribí sobre un viaje, redacté una lista de la compra e hice un diario de mi enfermedad. ¿A ti te parece eso importante? Como me vuelvas a llamar maestro te parto la cara. Vamos adentro, que han debido de terminar la ensalada.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Confianzas (Querido Clayton)

Querido Clayton,


Con un exceso de confianza me escribe Usted, en inglés, para decirme que le interesa mucho el blog de CASPA y que se encuentra actualmente embarcado en un ambicioso proyecto que consiste en recopilar los mejores blogs de cada país. Opina que ''tengo'' uno de los mejores blogs de Botswana.
Sin duda alguna mi perfil le ha llevado hacia un equívoco remediable pero, a pesar de ello, debo constatar que no toda la culpa es mía. El problema, querido Clayton, es que Usted no ha leído ni una sola palabra del blog de CASPA. El problema es que Usted ha hecho un buen uso del buscador de blogger y ha localizado los perfiles que se ''sitúan'' en Botswana. Lamentablemente desconozco la situación actual de Botswana y mi ignorancia en esta materia me lleva a pensar que, por su e-mail, no debe de haber muchos bloggers botswanianos -si es que se dice así-. Sea como fuere, lo que me preocupa realmente es que su correo electrónico es un claro síntoma de la enfermedad que padece la Red y, de paso, la sociedad en general: aquí nadie lee nada.
Verdad que ha ocurrido un pequeño milagro tecnológico y que tengo, en mi bandeja de entrada, un e-mail suyo reclutándome para un proyecto mundial de blogs. Esto es, ciertamente, algo increíble. Pero, claro, el problema es que el milagro es tan poderoso, la capacidad de búsqueda y de filtrado es tan brutal, que no hace falta leerse el contenido del blog; única razón que justifica su existencia. Blogs que no se leen, poemarios que no se leen, autores que no necesitas leer y que pueden ser el objeto de una animada discusión en un foro virtual.
Como verá, querido Clayton, lo que me jode -si me permite la expresión- es que estoy seguro de que a Usted le importa una mierda la poesía, la CASPA, el destinatario de su proyecto y, si me apura, Botswana. La cuestión es crear una red. Una masa. Una masa informe donde todos estemos representaditos con nuestra chapita y nuestra banderita, mis compatriotas botswanianos incluidos, por supuesto.
Ahora que llega el año nuevo no estaría mal plantearse proyectos mucho menos claytonianos, mucho más locales, un proyecto que consistiera en leerse a dos autores por año, digamos. Leerselos bien, respirarlos, amar y odiarlos, vomitarlos, digerirlos y convertirlos en material apto para mitocondrias hipocondríacas.
Querido Clayton, no se enfade, yo aprecio recibir, de vez en cuando, un e-mail como el suyo, un e-mail con ciertos tintes globalizadores y un carácter ciertamente regionalista -algo absolutamente compatible y, yo diría, inevitable -.
No sé qué ocurrirá, querido Clayton, no sé si su proyecto cambiará un poco la blogosfera o si será, como promete ser, sólo otro ejemplo de que todo esto es una tontería, de que el tiempo de los trovadores y el cantar de gesta ha termiando. Que ahora todo es publicar, publicar en cualquier lado, de cualquier modo, con la vana esperanza de que, algún día, nos escriba el Clayton de nuestras vidas para llevarnos a un discutible estrellato binario.
Un exceso de Confianza, señor Clayton. Confianzas.

Confianzas


se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice

y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe


Juan Gelman

miércoles, 14 de noviembre de 2007

CrASH

Hay cosas que me gusta imaginar. Imaginar que al de Bricomanía, en pleno programa, una sierra de calado le rebana el dedo, pintando de rojo bermellón el tablón incluso antes de ponerle el tapaporos. Imaginar que la mascota de Liliana en Pelo Pico Pata se muere de un cáncer que ha metastatizado por todo su pequeño y peludo cuerpo de ratón moteado. Imaginar que la Super Van de Barbie es sólo eso, una Super Van, no un centro comercial desplegable donde se pueden reunir ella y sus amigas y hacerse la manicura o tirarse en parapente. A veces me gusta imaginar que a Sánchez Dragó se le sale la dentadura postiza mientras pronuncia una de sus frases televisivas, donde los acentos y los énfasis verbales parecen una puta verbena de pueblo. E imagino que en un Telediario conectan con la M.I.R. y encuentran al astronauta masturbándose mientras mira por la ventana, como debió hacerlo Hitler desde su Nido del Águila. Yo creo que esto es una manera de poetizar las cosas, de resolver conflictos con un mismo y con su visión personal de lo trascendente. Creo que es ese aporte ingenuo y displicente que necesita el medio y al mismo tiempo esa crítica y esa amargura que necesita uno mismo para posicionarse frente a ello. Crear una nueva realidad a partir de la incongruencia, es decir, generar una nueva idea partiendo de la degradación misma de la idea, somete a una tensión extraordinaria no sólo al sujeto del juicio, sino también al individuo que lo juzga.
La literatura, la poesía y el ensayo, vendrían a estresar la realidad para que ésta misma se decantase, tomase un rumbo fijo, un camino nuevo. Es como cuando House duplica la enfermedad del enfermo para encontrar la cura.
Se sabe que ante la inminencia de un accidente al volante, el cerebro (en esa fase en la que dicen se recuerda toda la vida) sobrepasa el instante de la colisión, establece el obstáculo antes del impacto, choca antes de chocar. Esa fracción de segundo entre la liberación mental y el encuentro con el muro, ese “estar muerto antes de estar muerto” es, efectivamente, otra vida.
Y es a esa dictadura letal a la que hay que someter la realidad para poder poetizarla, ahora que ya no hay muros, ahora que no hay márgenes de contención, ahora que los límites han desaparecido, propongo la construcción de murallas de impacto, de obstáculos contra los que reventar objetos, vidas y atmósferas, con la única pretensión de lograr arrancar nueva existencia a las cosas. Un “arrecife” contra el que estrellar las olas de lo contemporáneo, una pared lisa de crítica donde exprimir la realidad, licuarla y verterla en una copa de Gin. Consumir sin moderación.
Porque si seguimos tragando esta horizontalidad de las cosas, si dormimos en el mismo plano que vivimos, si eructamos igual que hablamos, si gritamos igual que callamos, la homogenización de nuestras conductas hará que no sepamos distinguir lo aburrido de lo abstracto, quién tiene la polla más grande o qué diferencia hay entre una mujer que huele bien y un coche de 140 caballos.
Propongo escribir dos milésimas de segundo antes del impacto. Dos milésimas para dar un giro de 180 grados. Comenzar a redactar mientras la sangre tiñe la Black & Decker, cuando el ratoncito da el último suspiro, cuando la piñata de Sánchez Dragó sobrevuela el mar de libros, en el momento en el que el semen se suspende en el aire, describir lo que puede suponer para Barbie el hacerse Madrid-Algeciras conduciendo una Roulotte sin hipódromo, sin cuatro turbinas de aire acondicionado ni un helipuerto con cuatro helicópteros Apache amablemente posados.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Me van a tener que matar

De momento me toca ocupar este tiempo que hay entre poema y poema. Es algo complicado y sucio que, en el fondo, no le deseo a nadie. Con las leves e insatisfactorias excepciones obligatorias (recital y cual, pecho izquierdo y derecho, vino y fue) apenas tengo para hacer la digestión.
De momento habrá que seguir a la espera de convertirse totalmente en poema, de ser sólo poema e incluso, mejor, el recuerdo difuso en la cabeza de alguien que escuchó una vez algo que igual era un poema y que recuerda que le gustó, pero no sabe muy bien por qué.

No hace falta seguir engañándose, el problema principal es que la vida le quita mucho tiempo al poema. Y encima hay gente que se plantea escribir artículos sobre el tema, publicar en blogs casposos que sólo leen los desalmados, enamorarse y, lo más aberrante, ser feliz. No señores, no podemos pretender nada de esto, la vida está acabando con la poesía.


Pues nada, me van a tener que matar.

lunes, 29 de octubre de 2007

Los Panchos 2007

Si tú me dices ven,
me quedo quieto.

Monterroso 2007

Al despertar,
el diccionario aún estaba allí.

domingo, 28 de octubre de 2007

pinta en las paredes

Funciona así.

Viven en cuevas. Pintan las paredes de las cuevas. No hay suficientes cuevas. Construyen casas. No pintan las paredes de las casas. Abandonan las casas (hay demasiadas casas). Vienen otros y pintan las paredes.

Las paredes se caen.

Construyen internet.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Necrografía

Necrografía: una de las ramas más conocidas de la medicina forense, utilizada regularmente para leer el cuerpo del delito.
Jean Jacques Cicero, que en la región más septentrional de Wu se pronuncia con un leve seseo, y en todo el país, cuando se quiere ironizar sobre el método, se utiliza cierto tonillo esdrújulo, nació en el segundo arrondissement de París, una mañana de cielo cirriado[1]. Corría el año 1754, y la moda francesa era el turbante y un libro debajo del brazo. Sus padres habían llegado a la capital gala siete años antes, tras un largo viaje desde Wu, donde la medicina y la farmacología todavía se encontraban en el periodo prehipodérmico. Cicero, desde su más tierna infancia, demostró unas aptitudes innatas hacia el análisis anatómico-forense. Son conocidas de esta primera etapa, las extracciones de glándulas sebáceas a plantígrados domésticos y la utilización de tendones humanos para el arco de su violín, otra gran afición del joven Jean Jacques.
Aunque cursó los estudios de medicina, farmacia y biología en un tiempo récord, obteniendo los mejores resultados desde que la universidad parisina fue fundada, Cicero, “Tulp”, como le apodaban sus compañeros de carrera, siempre creyó que el conocimiento estaba anticuado, y que era necesario impulsar nuevos métodos e innovadoras formas de acometer la medicina. Fue durante estos años que precedieron a su éxito profesional, en los que nuestro gran hombre sintió la pulsión de leer desaforadamente toda clase de libros, al mismo tiempo que alternaba su lectura con la vivisección de anfibios extraídos del Sena, enumeraciones mentales de ganglios, nervios, huesos y órganos, reflexiones metafísicas sobre la propulsión del calamar y diversas exploraciones de los órganos sexuales de su vecina Celine Villot, con la que finalmente llegó a casarse después de pasarle numerosas consultas.
Desde 1779 trabajó como médico forense de la morgue situada en la calle Lefévre. Una inmensa biblioteca rodeaba la mesa de operaciones donde noche tras noche, Cicero diseccionaba los cadáveres de los asesinados y de los ajusticiados que le traían los gendarmes. Son numerosos los testimonios tanto de él mismo, como de su mujer o sus más íntimos allegados, que dan cuenta de un clima “perverso” y enrarecido al unir tanta prosa y tanta muerte en un solo espacio. Varias veces confundió Jean Jacques la pluma con el bisturí, la sangre con la tinta, las hojas con las gasas, se tiene constancia de que incluso llegó a rotular sobre el pecho de un muerto una idea extraída de un libro de Rousseau y a cotejar en una balanza el cerebro de un científico y el primer volumen de la enciclopedia.
Pero sus métodos de análisis anatómicos conocidos como Necrografía, tuvieron un comienzo mucho más puntual y extraordinario. El dos de abril de 1786, habiendo cerrado a altas horas de la madrugada su laboratorio-biblioteca, Cicero se encaminó hacia su residencia de la Rue Lorraine. Habiendo caminado unos cientos de metros, se topó con una pequeña plaza oscura, en el centro de ésta, el cadáver de Didot Pradier[2] flotaba en una fuente. El espacio entre el tipo y la columna de la que manaba agua, estaba lleno de octavillas con el informe fiscal de Jacques Necker. Cicero, iluminado, encontró en el cuerpo y el texto, un signo, un símbolo mayúsculo que le hizo explotar en una auténtica hemorragia de sabiduría. Rápidamente, arrastró el fiambre a su madriguera y se dispuso a hacerle un chequeo completo. Se percató, abriéndole por el lomo, de que, como en los demás cuerpos, la médula estaba fresada a la columna, pero ésta tenía su espinazo constreñido, sin espacio intervertebral. Del rostro de Didot había desaparecido todo rastro de cuatricromía. Tras realizarle una sangría quedó más blanco todavía. Los pulmones encharcados de agua no cabían dentro de la caja. Examinó un apéndice, el pie, las tripas, y después la cabecera, procediendo a dibujar un pointillé sobre la frente y seccionar con una herramienta rústica la tapa. Suturó después con 24 puntos.
A medida que el análisis continuaba, Cicero se dio cuenta de que iba leyendo punto por punto los hechos acaecidos en el cuerpo de Didot, y que el misterio se desvelaba a cada subrayado del escalpelo. Así dictaminó que el fenecido había saltado de una altura elevada, probablemente perseguido por repartir los panfletos de Necker, ya que el pie lo tenía fraccionado en mil partes, como si se lo hubieran guillotinado varias veces. Las tripas también habían sucumbido a un impacto que había multiplicado su gramaje, desplazándolas hacia las regiones inferiores. Didot, deshecho, se había acercado renqueando a la fuente, donde cayó desmayado, ahogándose en sus procelosas aguas.
Como los brujos de las tribus africanas cuando lanzan los huesos al aire, Cicero logró establecer un orden de lectura sobre los cadáveres, el método necrográfico que aún hoy sigue vigente en todos los tanatorios de Wu. Incluso una cátedra en la Universidad Nacional lleva su nombre, y es otorgada a aquel que logre hacerse un erudito tanto en la acupuntura como en los signos de puntuación.
Las ediciones de bolsillo de Aldo Manuzio le dieron la posibilidad de leer los cuerpos de los niños, y la lectura de los incunables le permitieron explicar la autopsia geriátrica.
Jean Jacques Cicero fue ejecutado el 28 de mayo de 1797, por participar en la llamada “Conspiración de los Iguales” junto a su compañero de infancia François Nöel Babeuf, a quien le debía un par de favores. Cuenta la leyenda popular que cuando la hoja de la guillotina cayó y seccionó la cabeza de Cicero ésta fue mostrada inmediatamente al público asistente. Todo el mundo allí congregado creyó oír unas palabras frágiles pero claras y sorpresivas que salían de su boca: “Cogito ergo non sum”, parece que fueron sus últimas declaraciones mientras con el rabillo del ojo veía su cuerpo decapitado tendido en el suelo, inerte, desposeído de su alma pensante, como el final de un mal libro.

[1] En su biografía Cicero, Jean Jacques (1812) La letra con sangre entra Seledonia, Trujillo, p. 66, Cicero hace mención a la meteorología en su periodo neonato, como un mundo de nubecillas de algodón. Podemos presuponer que se debe a que la cúpula celeste se hallaba tapizada de condensaciones en forma de cirro, o cirro-cúmulos en cualquier caso. N. del T.
[2] El reciente estudio de Lauchman, Frédéric (2003) Impresiones sobre Guttemberg Hélice, Bonn, p. 890, desvela que la tía bisabuela de la casera de Didot Pradier invitó una vez a Guttemberg a un chato de tinto chino. Este tinto procede de la uva china, fruta muy cultivada en la planicie mesetaria de Wu y que se diferencia de la grosella común en que ésta última siempre tiene un número primo de simientes.

El no va más de la crítica literaria



POETA CANÍBAL NO SABE RIMAR

Por Diego Cevalllos

(Diario Hoy Online)


MÉXICO.- José Calva soñaba con ser un escritor y poeta famoso, quizás alcanzar en México el prestigio de su compatriota Octavio Paz. Pero su rima fallaba, al igual que su ortografía y sintaxis. Ahora toda la prensa habla de él, pero no en los suplementos literarios sino en la sección policial: mató a su novia, la desmembró y frió partes de su cuerpo en una sartén, al parecer para comerlas.


La detención de Calva, de 40 años, el 8 de octubre en un pequeño departamento de esta capital, conmocionó a los mexicanos. Al asesinato se fueron añadiendo datos sobre canibalismo y sospechas de otros crímenes, además de informaciones sobre sus esfuerzos para ser reconocido como escritor. “Hay una gran impresión, pues el ciudadano piensa que crímenes como el de Calva solo suceden en las películas. Pero lo que más impacta es que el protagonista tenía un perfil que bien podría corresponder al de nuestros vecinos”, señala el psicólogo Manuel González. Calva pertenece a una clase media venida a menos. Se dedicaba a escribir: él mismo editaba y vendía sus textos en la calle. Con lo que ganaba pagaba una renta de alrededor de $400 mensuales y, al parecer, vivía sin mayores problemas.


“En este caso veo una singularización de los problemas sociales de ciudades grandes como México”, señaló González, investigador y catedrático de Psicología Social en la Universidad Nacional Autónoma de México. “Calva -agregó- es uno entre millones que tienen problemas de integración social. No logra reconocimiento ni solidaridad de sus vecinos. Es muy probable que haya tenido una infancia difícil durante la que sufrió abusos”, agregó.


“Peregrino de la senda, sigiloso de pasos y fatuo de logros, partidario de Sabines, de Neruda, de Coelho y de un servidor, graduado en la Universidad de la vida con honores en la sangre, por ímpetu escribo libros y por reflejo los critico y los bendigo”, escribió Calva en su libro Caminando ando. La Sociedad General de Escritores de México analizó varios de los textos de Calva y concluyó que carecen de estructura y que son pobres en sintaxis, puntuación, voz narrativa y que incluso tienen faltas de ortografía. Los medios de comunicación mexicanos, especialmente los de corte amarillista, dieron amplios espacios al caso, el primero en la historia moderna de la capital mexicana en el que aflora el tabú del canibalismo.


En Tótem y Tabú, Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, dijo que los homicidas, al comer a sus víctimas, intentan apropiarse de algunas de sus características. El antropólogo francés Claude Lévi-Strauss también señaló que la práctica se origina en el deseo de adquirir algún poder atribuido a la otra persona. La Policía indicó que Calva reconoció haber matado a su novia Alejandra Galeana, pero que niega ser un caníbal. Según su versión, desmembró el cuerpo de la mujer y estaba a punto de cocinarlo por partes con la intención de darlo a los perros para eliminar las evidencias.


Las autoridades policiales indican que Calva podría estar vinculado a otros dos crímenes de mujeres en la capital (IPS).

martes, 23 de octubre de 2007

No lo intentes

No intentes discutir la validez de Bukowski como poeta, alguien te contestará con argumentos irrefutables. No intentes ganar el Loewe, alguien te dirá que eres un vendido y que es fácil ser un vendido. No intentes escribir poemas y colgarlos en tu blog, alguien te dirá que eres un egocéntrico. Además, seguramente, te dirá que eres malo.
No intentes ser un maldito, te dirán que vas de maldito. No intentes buscar nuevos caminos poéticos, te dirán que eres un moderno. Además, seguramente, dirán que tampoco eres tan moderno y que todo eso ya se hizo.
No intentes follar demasiado, te convertirán en un promiscuo. No intentes no follar, te dirán que eres un psicópata degenerado onanista. No intentes ser amigo de más de un poeta a la vez, te dirán que eres un trepa, no intentes pasar de todos y cada uno, te dirán que eres un borde.
No intentes preguntar por autores que desconoces, te dirán que eres un ignorante. No intentes recomendar a alguien que te parece interesante porque te dirán que eres un pedante. Además, seguramente, dirán que tampoco es tan interesante.
No intentes escribir en ningún periódico, te dirán que eres de la misma tendencia política del periódico. No intentes no escribir nunca en ninguno, alguien dirá que eres demasiado estupendo como para mojarte con una columna.
No intentes compartir el atisbo de complaciente rubor que te produce estar enganchado a ese reality, te dirán que todo eso es basura para idiotas. No intentes criticar el mismo programa, te dirán que eres un puto intelectual que no sabe divertirse.
No intentes escribir contra viento y marea. Por lo que más quieras, no lo intentes.

viernes, 19 de octubre de 2007

El peso de los puentes

(Título vilmente robado al poeta Javier Cánaves)


Il capitano espera una noticia. Mientras tanto (Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,) los poetas avanzan con el agua hasta la cintura, cargados de explosivos. Van a volar, de una vez por todas, el condenado puente que une a los irreconciliables, a los poetas de saeta y a los poetas de bragueta y revolcón. Il capitano borracho espera una noticia, un acto poético definitivo, un acto que atente contra los intereses oficiales de las dos Españas que han de helarle el corazón. Acto que sólo podrán perpetrar unos desesperados, ajenos a toda la contienda, unos mercenarios unidos por la palabra. Por fin, los primeros rufianes que han comprendido que pueden volar un puente sólo con palabras. Y, mientras tanto, borracho, il capitano espera una noticia.
En un acto cabalístico Clint pronuncia la palabra -falsa, fingida, como todo poema- y el puente estalla. Eli Wallach apenas tiene tiempo de lanzarse sobre unos sacos con la mezcla de excitación y acojone que produce la explosión de un verso bien construido. Algo parecido debió sentir Sergio Leone cuando, tras rodar la escena que había llevado más de un mes de trabajo, se dio cuenta de que el puente había reventado sin que las cámaras tuvieran película.
Pero mientras tanto il capitano como ya hemos dicho espera la puta noticia, espera que alguien le diga ya, 'hemos hecho lo que ninguno quiso hacer, y lo hemos hecho por vuestro bien. Hemos acabado de una vez con vuestra estúpida batallita, poetas órficos, poetas lógicos, gonzalezcos y gamonedescos, si es que existís de verdad, ya podéis dejar de desperdiciar vuestros esfuerzos inútilmente o, mejor, os podéis ir a mutilar a otra parte que, para el caso, da lo mismo.' ¿Pero quién va a cargarse este puente? ¿Quién va a tener los cojones de reventar, de una vez por todas, el entramado artificial de madera muerta que creen camino? Y dejar el agua fluir y al noble capitano morir en paz.

lunes, 15 de octubre de 2007

Querer comprender. No te jode



A mí estas visiones de cosmogonía casera, de teleología cognitiva mientras te lavas los dientes o te fríes un huevo, me parece que tienen siempre el mismo fundamento: Es esa deriva de la imaginería social que intenta tejer relaciones entre los extremos de los segmentos. Entre el Cola Cao y los Globetrotters, entre un Opel Corsa y los hijos que tienes, entre Imagenio y tu salón de estar, entre Viceroy y lo que eres.
A mí no me importa asimilar ciertas ligazones estéticas como puede ser Paulo Coelho y el lino blanco, Luis García Montero y la pana marrón, Juan Manuel de Prada y Jabba el Hut. Pero esas cosas son mías, son las que reposan en mi mesilla de noche, junto a un Bic y un bonito cómic de Astiberri. Forman parte de mi imaginario personal. Mi abuela siempre huele a Trombocid, las cámaras de aire de los neumáticos Michelín son el olor de mi verano, el mejor beso lo di con VitalDent. Es en cierta medida lógica esta tarea asociativa, ahora que nos consume el consumo, y no hay flor sin TradeMark.
Una cosa es eso, el recuerdo de los Anagrama negros en mi mesa antes que las ediciones Planeta, o preferir el rojo al marrón si se trata de un Chupa Chups. Y otra son los órdenes divinos, las nomenclaturas vitales y las epistemologías publicitarias. A mí no me convencen los diseños dinámicos con lucecitas estroboscópicas alimentando mi epilepsia. Diciendo que mi mundo se resume en cuatro pareados. Que puedes acontecer a todo a través de una punto com. Y sí, es verdad, todo va muy deprisa, todo va que se jode. Pero yo no me paseo por las calles de Bangladesh y al rato charlo con un taxista neoyorquino, no veo amanecer desde una azotea berlinesa mientras arropo a mi novia con una americana de Adolfo Domínguez, no tengo un perro que pone perdido mi sofá nacarado ni un IPod alojado en lo más recóndito de mi colon. No tengo bajas las defensas, no me gusta conducir, mi abuelo no tiene tatuado Fuck The Rythm en un omoplato, no bailo hasta que se rompe la noche, no soy estudiante hoy para ser la promesa del mañana, NO CREO EN LO QUE ME DICEN. Y no lo hago especialmente porque no soy así, no soy lo que me venden, no estoy hecho de lo que compro.
Sólo veo miseria en la selva, no creo que los pájaros canten, sino que chillan de dolor. Dice Werner Herzog en Mi enemigo íntimo. Ése es un retrato de la condición humana. Los siete tomos de la búsqueda del tiempo perdido, el aburrimiento de los programas televisivos, la laxitud institucional, el dolor de la vergüenza, Jiménez Losantos, pisar una mierda de perro, banalidades en el hipermercado, miedo, Mercedes Milá llamando a tu puerta, la infinita Wii, los niños tocándote los cojones en el último rayo de sol del verano, publicaciones otoñales por fascículos para que la comunidad de vecinos haga su propia caldera, con la primera entrega un medidor de presión y manual de cómo calmar al viejete friolero del tercero que no sale nunca de casa.
¿A que no hay cojones de flashear a la peña con eso y vender un puto periódico al día siguiente? Citaría a Cioran, pero el libro de "Silogismos de la Amargura" lo tiene mi padre, en la guantera de su Audi.
El problema está precisamente en que no queremos comprender, y eso, estimados amigos, es lo único que vende.

jueves, 11 de octubre de 2007

Van a por Nosotros

Por su Salud, pinche on the foto:


y, por supuesto, la versión 'marchosa' del tema, una joya:

viernes, 5 de octubre de 2007

Así están las cosas...

"Carlos Bousoño vende por cinco millones de euros el archivo de Vicente Aleixandre"

Link:
Queda poco que añadir.

jueves, 4 de octubre de 2007

VIOLENCIA DOMESTICADA


Cada cien años, cuando las lunas de Orión se alinean y lo que está más paquí se va más pallá, el bien y el mal vuelven a medir sus fuerzas en cualquier rincón oscuro que se parezca a Central Park.
Sabemos que el malo tiene el bolsillo derecho de los jeans roto para poder rascarse los huevos con imperceptible fruición. Sabemos que el bueno atusa su flequillo ante el espejo del ascensor. Sabemos que ambos tienen un frasco de colutorio a medio empezar desde hace años en el armario del baño. El malo puede mover los pectorales por separado y tiene un deltoides que parece el cuello de un abrigo de visón, robusto y peludo. El bueno sabe que podrá utilizar la fuerza del malo en su propio beneficio, y que su única debilidad está en la chica. El bueno pasa los domingos en la Casa de Campo, paseando con un detector de metales. Tiene una estantería llena de balas herrumbrosas, un perro que se llama Athos y una pequeña inseguridad en el estómago por tener el pito un poco pequeño. El malo ya no tiene novia. Lo dejó con Marisa hace más de dos años, después de un concierto de Loquillo. Los sábados por la mañana se obliga a limpiar debajo de la cama.
Sólo se presintieron una vez. Fue a la salida de Amélie. El malo se sintió enfermo por momentos. Marisa aseguró que las palomitas le habían sentado mal. Estuvo vomitando toda la noche. Al bueno, que paseaba con el perro cerca del cine, le dolieron las cervicales durante toda la semana y prefirió no tomar una cerveza con Juan, el amo de Zar, ni quedar con María, la dueña de Princesa. La cuenta atrás había empezado aquella noche de agosto. La señal sólo fue perceptible sobre el cielo de Majadahonda, donde cayeron algunas gotas y se vieron tres relámpagos.
Ambos estaban destinados a enfrentarse, a acabar el uno con el otro. Ese designio era tan inexorable como ineludible es que algún día te compres un jersey en Zara. Porque te sienta bien, y es barato, y aún no lo has visto mucho por ahí, y porque empieza a refrescar y necesitas algo que no dé mucho calor, pero que quite el frío.
En estos entretiempos, en estas semiosferas de la modernidad, todo se aplaca, todo rastro de bilis desaparece sobre la mullida moqueta. Toda la violencia verbal se controla con el mando de la tele, y la flema se arrincona junto a las raquetas que compraste aquel verano de playa. La violencia es un leve murmullo doméstico, como el ruido de un Balay. Y el mayor insulto cabe en un Post-it. Ahora soy un cabrón “porque yo lo valgo”, un hijo puta Loreal. Y descubres que Wilde lo ha leído hasta la portera y que a Bergman lo conoce cualquier centrocampista. Y ya no te impresiona tanto leer tus mismos versos en la poesía de otro, porque las palabras también las compras en Zara. Palabras de otoños y primaveras que acabamos llevando en torno al cuello.
Dejemos de comernos las pollas y vamos a luchar. Poneos en el lado que prefiráis, capullos. Pero empecemos de una vez por todas a sacarle filo a nuestro souvenir de Toledo, porque os juro que la Katana que gané en aquella caseta de feria ha vuelto a llamarme la atención. Descubramos que todo vuelve a fluir, que nuestros colmillos necesitan sangre. No esperemos a la cuarta de Indiana Jones para empuñar el látigo. No nos mintamos, no queremos ser lo que nos depara el signo de Orión. A mí, lo que haya visto el Nexus 6, me la chupa. Yo quiero soltar un martillazo en la cabeza y colgar el vídeo en youtube. No necesitamos más excusas ni legitimaciones, tengo el jodido patio de mi casa lleno de balones (parece que esta frase se la he robado a Sabina). No debemos acomodarnos en la dulcificación de nuestras vidas, ni perpetuar el medio blando, ni empezar cada frase con “esquetú, esqueyo”. Debemos hacer de todo lo que pisamos un puntiagudo ángulo y dejar de señalar con el dedo para encañonar con las ideas. Dejemos que la moral y la ética la bailen Cortés y Bisbal, mientras nosotros ajustamos la mirilla telescópica de la acción. Bañemos la ciudad de letra y sangre. Hagamos un santuario neutral con las imágenes de Gerry y Kate McCann, asesinos poéticos y maestros del performance. Convirtamos el líquido insulto en una torre de odio constructivo. Escribamos toda una enciclopedia para rebatir un solo verso, pero llenemos de objetos las inmensas salas que sólo contienen un cuadro en los museos. Minemos la esperanza de la “felicidad de crucero”. Atomicemos nuestras lenguas y dejemos el gusto al viento.
Ya paro, que sin quererlo, ya me he vuelto a poner poético, y todavía hay mucho que hacer.

¿POESÍA? ¿ECOLOGÍA?

DE LA POESÍA DEL ASPIRADOR A LOS VAQUEROS ECOLÓGICOS DE PARÍS
Hace 19 horas

PARÍS (AFP) — Desmenuzar un aspirador para diseñar prendas de vestir es la idea, a priori descabellada, que inspira la colección poética e inventiva presentada el martes por la firma de Issey Miyake en los desfiles de 'prêt-à-porter' femenino para el verano de 2008.

La colección, bautizada 'The Wind' ('El viento') es el resultado de la colaboración entre el diseñador de la casa Miyake, Dai Fujiwara, y el ingeniero James Dyson, famoso por sus aspiradores de turbinas coloreadas sin necesidad de las tradicionales bolsas.

En un espacio oportunamente aireado por grandes turbinas amarillas, al estilo de las de los aspiradores Dyson, desfilaron hombres y mujeres con prendas "hinchadas" en la espalda, dotadas con protuberancias que recordaban los elementos de los citados aspiradores. Entre esas prendas destacaron una serie de vestidos aéreos que bailaron a cada paso de sus modelos y que parecían como ensamblajes de piezas de tubos que dibujaban figuras geométricas.

Chaquetas de volúmenes hinchados, trajes alternando tejidos lisos y plisados, colores llamativos y botas rojas de piel perforada contribuyeron también a la ligereza de la muy esperada segunda colección de Fujiwara para la firma Miyake.

Los franceses Marithé y François Girbaud, por su parte, prefirieron un ambiente más rock, con la preocupación por la ecología como telón de fondo.

Así, mostraron una mujer que ama los vaqueros grises de aspecto usado, las sandalias plateadas y los mini-vestidos superpuestos.

El aspecto usado de los jeans no se consiguió a base de lavados sino con el láser, en "un gesto ecológico útil", según el dúo de diseñadores que, de esta forma, intentan participar en la conservación del planeta y del agua.

Además de ecológica, su mujer veraniega se pone echarpes y pañuelos sobre camisas y chaquetas, para resaltar su pecho, lleva largas camisetas sin mangas sobre vestidos-camiseta de punto, impermeables de mangas que se ponen y se quitan y pantalones de cintura alta, al tiempo que comparte algunas prendas con el guardarropa de su pareja masculina.

Precisamente el agua fue el hilo conductor de la colección de Tsumori Chisato, que adorna con caracoles, estrellas de mar y algas sus vestidos cortos de sedas superpuestas sobre los que poner una capa al estilo de Caperucita roja.

Por su parte, el dúo Viktor y Rolf (los diseñadores holandeses Viktor Horsting y Rolf Snoeren) propusieron una colección tranquila, con numerosas prendas en rosa pálido, su color fetiche, con cuellos estilo pierrot, a menudo voluminosos, y mangas fruncidas y abullonadas.

El negro de pequeñas borlas, los rombos y los encajes contrastaron, además, con los tonos blancos y rosas de sus vestidos cortos.

miércoles, 3 de octubre de 2007

poesía y autodeterminación

“El espectáculo se ha entremezclado con toda realidad (...) no existe ya nada, ni en la cultura ni en la naturaleza, que no haya sido transformado y contaminado conforme a los medios y los intereses de la industria moderna. Incluso la genética se ha vuelto plenamente accesible a las fuerzas dominantes de la sociedad”

GUY DEBORD. Comentarios sobre la sociedad del espectáculo


    Amar, pensar, luchar: son verbos necesarios, acciones, actos para una gramática de la subversión. Desde el vacío palpable de un movimiento real de crítica, trataremos de buscar -como Platón- la verdad, el bien y la belleza; o no. Tal vez gritemos y gimamos como si los perros de la noche llevaran nuestro nombre entre dientes. Tal vez dejemos, de una vez por todas, de complacernos artísticamente en las formas (espectaculares) y seamos “como condenados que son quemados vivos y hacen signos desde la hoguera” (A. Artaud); pero ojo: no para contentarnos como Narciso en su reflejo o con la aurora de una revolución en soledad y solipsista, sino para aprehender dónde estamos y escapar cuanto antes y por todos los medios de tanta miseria. Para humedecer, en fin, un ansia poético que pueda acabar desbordándose en nuestra relación con l@s otr@s, con los objetos y los fenómenos.

    En este peculiar détournement tal vez nos preguntemos: ¿qué es el hombre? Tal vez nos preguntemos también: ¿qué puedo saber? Y menos, espero, ¿qué debo hacer? (moral), y, nunca, ¿qué cabe esperar? (religión): el pensamiento no puede complacerse tan fácilmente; postergar la necesidad de transformación al futuro “... que ha sido nuestra ilusión toda la vida y que falta todo por hacer” (La estrategia del caracol), y quedar atrapado en la pregunta: ¿qué es posible?

    El nuestro, de tener alguno, no es el papel de profetas. Y si hablamos de revolución no lo hacemos pensando en el porvenir. Lo hacemos, en todo caso, pensando en apearnos, en abandonar el miedo que paraliza para el sabotaje nuestros cuerpos: aquí y ahora; más tarde ya veremos.

    Como Lautreamont, hemos recibido la vida como una herida y hemos prohibido al silencio que cure la cicatriz. Queremos que el creador contemple, en cada hora de su eternidad, la grieta abierta. Es el castigo que le inflingimos; es nuestra lucha.

    “La acción subversiva -dice Aldo Pellegrini: La acción subversiva de la poesía- se manifiesta al ofrecernos la poesía la imagen de un universo en metamorfosis, en oposición al universo rígido que nos imponen las convenciones. La imagen poética en todas sus formas actúa como desintegradora de ese mundo convencional, nos muestra su fragilidad y su artificio, lo sustituye por otro palpitante y viviente que responde al deseo del hombre (...) Pero indudablemente la poesía, al introducirnos en el misterio de lo real, nos descubre una vasta zona de peligro, una región inquietante y turbadora. Muchas veces lo poético [esto es, cuando cad@ un@ de nosotr@s comprende que nuestras vidas yacen presas] toma la forma de un acto de violenta provocación y aparece como antipoético, como negador de la creación”.

    La poesía -tal y como la entendemos-, ahora que la hegemonía del mercado ha colonizado por completo nuestros anhelos y nuestro movimiento, ahora que el régimen democrático-espectacular retrata e informa de un mundo virtual hermoso pero que aniquila la vida en su versión real, no es ni mucho menos un divertimiento o un lujo “pequeño-burgués”, sino una necesidad del mismo calibre que lo es el respirar o el compartir vivencias con espíritus afines. La poesía es al mismo tiempo palanca y resultado (causa y efecto) de una politización radical de la vida.

    Amar, pensar, luchar: pegarle fuego a la realidad entera; está todo por hacer.



    zumbidos@no-log.org

martes, 2 de octubre de 2007

los poetas de la barra II

Aprovecho para robarle el título a Myrna (¡Quién le robara a Myrna el corazón! -ya ven, ha salido el poeta cursi que habita en mí que, cuidado, habita en todos) porque creo que el tema merece cierta reflexión.
Ciertamente en los recitales no es extraño que ocurra, por desgracia, un fenómeno bastante singular: el público 'pasa' del poeta, los otros poetas, por supuesto, lejos de escuchar al poeta, están pensando en dos cosas, a saberse: a) en lo que yo voy a recitar. b) en cómo he recitado.
Así podríamos concluir que, en el fondo, mucho recitales se realizan para el uso y disfrute de los propios poetas (en el momento en que están recitando). Claro que, como bien apunta Myrna, habría que reflexionar si esto es así por defecto, si es, hasta cierto punto, necesario que así sea incluso... si son necesarios los recitales o si tienen algún tipo de sentido. Igual sería mucho mejor apostar por las revistas poéticas en DVD, con grabaciones del personal recitando, para que cada cual lo disfrutara en su casa (y Poesía en la de todos). Es decir, que igual todos estos encuentros -que apoyo y resultan, casi siempre, interesantes de algún modo u otro- deberían enfocarse más como reuniones de personajes que están -o deberían estar- intersados en conocerse, emborracharse juntos y poner a parir a otros poetas ausentes. Algo que siempre gusta en los recitales.

lunes, 1 de octubre de 2007

los poetas de la barra

"Va una catedrática a la inauguracón de una exposición de arte, y antes de entrar se arrima, como gran parte de los visitantes, a la mesita de la entrada donde están los canapés y el vino. El artista que expone la reconoce y se le acerca, y le pregunta, ¿qué tal está usted? ¿qué le parece la exposición? y ella contesta: yo, divinamente, estoy tan a gusto que como me descuide hasta entro a verla".
(anécdota real)


¿Está la cuestión en hacer callar a los poetas?

Es decir, hacerlos callar literalmente, pegarles una voz, rogarles, amenazarles, decirles que por favor cierren la boca, a los poetas esos del fondo del bar, a los que están de espaldas al escenario donde la poetisa del momento intenta, ya malhumorada, hacer sonar una cajita de música para comprobar hasta donde le están tapando el espectáculo los decibelios de la conversación de esos, los-poetas-de-la-barra.

¿Está la cuestión en recordarles con tono paternal que han venido libre y voluntariamente a un acto poético, dónde por tanto hay gente haciendo poesía en voz alta, que la poesía en voz alta es para escucharla, y que hablar a grito pelado es incompatible con el venerable acto de escuchar?

¿Está la cuestión en llevarse las manos a la cabeza como un anciano escandalizado al descubrir que los mismos que en este momento ignoran totalmente el recital de otros, son los que otras veces se desviven por declamar sus propios versos? Y aún es más, descubrir que incluso están entre los poetas-de-la-barra algunos de los que acaban de subirse, precisamente, a ese mismo escenario hace sólo un momento.

¿Está la cuestión en acalorarse por la falta de respeto, o deprimirse por la lamentable pérdida de información y versos en que están incurriendo los que pasan de todo?

No lo sé. Tengo dudas. No sé dónde se esconde, la cuestión en cuestión, y si puede hacerse, en esta época de libertades mal entendidas, algo más que patalear silenciosamente desde artículos como éste.

Sólo sé que fue incómodo el viernes tener el oído debatiéndose entre una ristra de versos bien hechos en frente, y detrás una charla fantástica acerca del pedo que se había agarrado Pepito el día anterior, y que de esta incomodidad compartida por muchos deduje que donde sí que no reside la cuestión, es en resignarse, aguantarse y asumir, y considerar normal (normal como adjetivo derivado del sustantivo norma) que sea la desatención, el desinterés y el ruido, el ambiente imperante en eventos poéticos alternativos, en esos donde precisamente no te obligan a sentarte y escuchar a la fuerza cualquier cosa, sino que te ofrecen, además de espectáculos y muestras originales y de calidad, la posibilidad de tomarte una cerveza tranquilamente mientras oyes poesía.
Que no es normal tampoco, señores a los que incumbe, que en un festival de poesía pase de la poesía un poeta.

Y que ya lo sé, que es otra vez lo de siempre. Que no se puede pedir en asuntos poéticos el aliento contenido de una final de fútbol, o la entrega de las masas en los conciertos de rock, que no, que no se puede.

O por qué no.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Fotoprix

La propia existencia de espacios como CASPA puede plantear, como mínimo, dos preguntas básicas: ¿Por qué existen? Y otra más compleja: ¿Qué hace falta para que dejen de existir?
El origen de la CASPA suele estar repleta de mitos y creencias populares. La CASPA aparece porque hay un problema inherente al sistema. Claro que esto, en el fondo, dice muy poco o no dice nada en absoluto. La CASPA es consecuencia de una ruptura con el establishment. Bueno, esto tampoco aporta demasiado porque no queda muy claro cuáles son los círculos de poder en la poesía. Que existan parece un hecho innegable pero no hay un consenso sobre cuáles son. Y de existir ese consenso no dejaría de ser, obviamente, otro círculo de poder. ¿Entonces contra qué o sobre qué gira este Círculo? En principio parece que hay tantos focos ‘enemigos’ como poetas y críticos hay sobre la faz de la tierra. La sociedad asocial del siglo XXI, con sus guerras preventivas y terrorismo sin cabeza visible, con su prensa sin cabeza visible y la inusitada figura del prosumer (productor/consumidor) de la web 2.0 que se convierte en una ‘autoridad’ ciega – disfrazado por lo tanto de imparcialidad – (este blog es un ejemplo, aunque otro ejemplo más notable es el blog de contracrítica citado en un post de Filvit Mamá hace unos días) no podía crear otro ‘enemigo’ (críticamente hablando) que sí mismo.
Por lo tanto, retomando – si es que se puede – el principio de este escrito de Dr. Divago, ¿Por qué existen los espacios como CASPA? Pues una posible respuesta sería la siguiente: porque necesariamente tienen que existir. Es decir, existen porque se responden en sí mismos. Esta respuesta sólo sería aceptable, claro, si consideramos -como consideramos algunos casposos- que ahora mismo no se puede hablar de una poesía ‘independiente’, de una poesía no condicionada por los medios, los premios y por los amiguismos, redes que no dejan de ser, en todas sus variantes, variantes de esta Red de Redes, de este Jerjes comunicativo que es la web 2.0. Claro que hay poetas (y muy buenos) que no están condicionados por estas redes, pero son pocos casos y algunos muy discutibles. El mundo de los premios literarios, por ejemplo, ofrece una diana fácil hacia el cual lanzar nuestras estocadas justicieras anti-sistema. Pero todos sabemos que la cosa va más allá.
Ahora mismo no basta con hacer la contracrítica de los críticos en un blog, porque es caer en lo mismo. Si aceptamos que el mundo poético en el Estado está viciado, debemos preguntarnos por quién. Y la respuesta no parece andar muy lejos.
Y así llegamos a la segunda pregunta ¿Qué hace falta para que dejen de existir los espacios que critican la atmósfera poética contemporánea? No creo que un cambio sea la respuesta. Seguramente el asunto circula entorno a palabras como ‘compromiso poético’ y ‘sinceridad creadora’. Palabras que no entiendo del todo –al igual que muchas de las que he escrito aquí hoy – y que me dejan a ratos deprimido, a ratos eufórico, leyendo poemas que no hacen más recordarme que podría estar leyendo otra cosa.

jueves, 20 de septiembre de 2007

10 razones para no escribir poesía

1) La principal: no da mucha pasta.
2) Nadie te lee (pero piensas que sí).
3) Tienes que soportar que la gente diga que te lee y que eres malo/bueno.
4) Todos tus enemigos poetas piensan que eres malo. Tus amigos poetas simplemente piensan que eres peor.
5) Engordas.
6) Crees que lo que has escrito es importante y sueles pregonarlo en fiestas y bares donde, tras la cuarta cerveza empiezas a creer que los demás aprecian lo realmente importante que es.
Anexo digresión sobre el punto 6) La poesía perjudica seriamente su salud pero no la de su editor (Visor, Hiperión, Pre-Textos, DVD)
Anexo digresión sobre el anexo digresión del punto 6) La poesía perjudica seriamente su salud y la de su editor (Celya, Trashumantes, LF Ediciones, Cuadernos del Vigía...)
7) Algún día, aunque ahora te parezca imposible, dirás en congresos y en mesas redondas cosas como 'mi obra', 'etapas que se van quemando' y 'se ha dicho sobre este poema que...'.
8) Lejos de fusilarte tras el punto siete, el punto ocho es la culminación de la tragedia: te aplauden.
9) Porque, en el fondo, la manida frase de 'Shakespeare ya lo escribió todo' tiene algo de verdad.
10) Porque nunca lo haréis tan bien como yo.

martes, 18 de septiembre de 2007

POESÍA VS PUBLICIDAD

Hace tiempo que discutí sobre esto con un poeta en el bar de abajo, pincho de tortilla mediante. Salió el anuncio del bemeuve. Música estupenda, imágenes de la polla: manos que acariciaban una espalda, o un bracito, iluminación perfecta, objetivo con macro para captar el momentazo de los pelos de punta. Bemeuve ¿te gusta conducir? Mi poeta dijo: “Ese anuncio tiene poesía”.

Entonces lo estuvimos hablando, no, no señor, para mí eso no es. Sobra aquí en este blog de CASPA, frecuentado por gente tan leída, que me explique. Bueno, en pequeño, lo medio-explico: en mi opinión, la creación, y ni mucho menos la belleza precedida por un briefing, puesta al servicio del capitalismo, encantadora de serpientes y bichitas, creadora de universos simbólicos con el fin de venderte la burra (metalizada, en este caso), no tiene nada que ver con la poesía. Es más, la contraviene. La cosa más bien es al revés. Pero bueno, sobre la publicidad y sus semióticas y su contrario, la poesía y sus resistencias, mejor los habla el Barthes, o los ensayos de Riechmann.

A lo que iba. Que cuántos anuncios parecen poemas, que cuántos versos parecen de anuncio. Que un poeta visual no es un diseñador. Que copy y poeta son antónimos. Que guionista no es igual o menor a poeta. Que lo de la poesía es otra cosa, y que una cosa es un conjuro y otra es un eslogan. Todo esto venía porque acabo de ver un anuncio de otro coche, el nuevo COROLLA VERSO. CALIDAD E INGENIO EN SIETE PLAZAS. Hay que joderse…

un titular espeluznante

José Daniel García, POETA:
"La hipersensibilidad que conlleva la poesía es una enfermedad"

Publicado en El Día de Córdoba, el 25 de mayo de 2005

lunes, 17 de septiembre de 2007

Hipoeticas Basura

Ya se sabe que los poetas levitan dos centímetros por encima del suelo. Eso dicen y puede que sea cierto (aunque ya me gustaría a mí que alguien consiguiera -sueño imposible- levantar la décima parte de una tonelada que mi poética personal arrastra últimamente). Bien, volviendo a la levitación: que sea o no sea cierto me es indisoluble, e incluso indivisible. Pero, en cualquier caso, es bastante notable la poca atención que muchos poetas prestan a la realidad hipocondriaca que nos rodea. Poetas, hay que leer los periódicos. Y no porque sea necesario -ni siquiera importante- ser un poeta 'social' (término que ha sido vilmente desprestigiado en las últimas tres décadas y que el gran José Hierro reflotó en uno de sus últimos recitales con cuatro frases, muy bien dichas por cierto, sobre el sinsentido de utilizar las palabras 'poesía social' como si fuera una especie de enfermedad paradójicamente ignominiosa) sino porque el mundo no es un sitio original y todo se suele repetir y reflejar en el fondo de sí mismo.
Con una lectura más atenta a nuestra maravillosa prensa nacional -corpus incorruptus del poderío españó- uno podría -con la ayuda de algo de tónica rebajada con gin- llegar a establecer una no tan absurda relación entre la situación de la joven poesía española y el llamado 'problema de la vivienda'.
Para empezar, de entrada, ambas tienen en común que adolecen de la misma enfermedad: una especie de gigantismo desproporcionado y visiblemente contagioso. Pisos a mansalva y libros por un tubo. Servidor tendría que hipotecarse para poder comprar toda la poesía joven que se publica en un año en este país de libreros, distribuidoras, editoriales y -por qué no- autores. Pero se trata, la mayoría de las veces, de libros de 25 metros cuadrados en el mejor de los casos y uno suele descubrir, cuando ya es tarde, que la constructora le ha puesto una imitación barata de granito en la encimera. ¿Y qué propone vuestro casposo rechoncho? Desde luego no propongo que se publique menos y, hasta cierto punto, ni siquiera estoy diciendo que se construya de más: como siempre, el problema es la inaccesibilidad.
La poesía joven se está reciclando en sí misma y el mundo editorial está apostando casi siempre por poetas que carecen de una voz de protección oficial. Sí, me estoy dispersando, lo sé -aunque nada hay más hermoso que la disgresión- pero, lo que estoy intentando decir es que los poetas ya no están al alcance de los lecotores que no leen poesía (algo interesantísimo y que exige mucho del poeta) y a los lectores que leen poesía, por lo general, no les interesa demasiado ningún libro. Todo el mundo sabe decir Tara y Elena Medel y la gente suele decir 'ah sí... Pardo y Bernier'. España es un país donde se construyen pisos para que nadie viva en ellos y se publican libros para que nadie los lea. Claro que las urbanizaciones se promocionan y es absurdo que yo sea capaz de nombrar ocho urbanizaciones madrileñas, dos burgalesas, ocho valencianas, tres cordobesas y, con todo, no poder decir de qué color han pintado las puertas, qué sonido hace la cadena del váter de cada cuarto de baño, si los domingos entra un sol apacible por la ventana del dormitorio o si, por lo contrario, se suele proyectar la sombra de una semana desafortunada. ¿A quién le interesa eso? A la maquinaria poética desde luego que no.
Tendrá que suceder como en EE.UU (la vida, por lo general, suele suceder como en EE.UU.) y tendrá que reventar esto por algún lado. ¿Por dónde? Tampoco puedo ofrecer una respuesta. Lo único claro es que nos estamos hipotecando a largo plazo y que salir del atolladero no será fácil.
Como dijo Ángel González en un verso: "estas cucarachas no leen los periódicos". Servidor el primero.

jueves, 13 de septiembre de 2007

DIARIO DE UN IGNORANTE (1)

Aquí tienen la primera entrega de 'Diario de un ignorante', la facción ignorante de CASPA. Una sección que propone celebrar la ignorancia (la mía, no la vuestra, naturalmente) y, si puede ser, sacar algo en claro de lo oscuro, lo cual es siempre recomendable. La sección consistirá en dos partes sencillas: la primera y la segunda, siendo la segunda la 'P.Q.H. y otras siglas'. Salud.

Hoy el ignorante repara en la existencia de un texto de Witold Gombrowicz (1904-1969). El texto es conocido, pero nunca sobra una relectura -o, mejor dicho, nunca sobra que pase de ser 'conocido' a ser un texto que realmente nos leamos de una maldita vez los que somos unos ignorantes. Hoy, de una vez por todas, para dejar de decir 'ah sí... el amigo Witold...!' con esas ínfulas que nos caracterizan a tantos. En fin, pinchen sobre la foto, en la severa cara de 'el amigo Witold' y encontrarán, si todo va bien, el texto. Magro. Absolutamente.

LA P.Q.H. Y OTRS SIGLAS

Y la palabra que he usado hoy sin saber realmente qué quiere decir es:

Como sospecharán, la palabra es 'ínfulas'. Ya que somos, en general, muy poco dados a utilizar el diccionario -yo he optado por Google, con los riesgos que obviamente conlleva- me ilustraré a mí mismo con una somera definición del palabrejo.
INFULAS:
En la Antigüedad, se llamaban "ínfulas" a unas tiras o vendas de las que pendían dos cintas llamadas "vittae", una a cada lado de la cabeza.
Las "ínfulas" se usaban arrolladas en la cabeza a manera de diadema o corona, y solían lucirlas los príncipes y sacerdotes paganos, como señal distintiva de su dignidad.
Con estas "ínfulas" se adornaban también los altares y -en algunas ocasiones- las víctimas que eran llevadas al sacrificio.
Pero cuantas más eran las ínfulas y mejor la calidad de su confección, más importante era considerada la persona que las portaba, por lo que, era muy común escuchar hablar de víctima de muchas ínfulas.

martes, 11 de septiembre de 2007

otro maravilloso

las madres del invento, unos de los primeros en seguir la máxima de orwell:

en estos tiempos de impostura universal, decir la verdad constituye un acto revolucionario.


diciendo la verdad llegaron a aparecer como suplemento cultural de la razón, acto insólito, maravilloso y situacionista que aún hoy les honra. honrémosles nosotros visitando ahora

http://www.lafieraliteraria.com/

lunes, 10 de septiembre de 2007

Ya estoy aquí, he vuelto. Anduve durante días observando. Ya sé que una justificación así del silencio es propia de gentes interesantes. Pero lo mío es más bien cosa de lentos.

En estos días he vuelto a Edgar Morin, sus textos tienen un releer muy agradecido. Y dice:

“El fin de la poesía es llevarnos al estado poético”.

Nada menos.

maravilloso blog

solicitamos desde aquí el hermanamiento con el blog de crítica poética y contracrítica.

http://criticadepoesia.blogspot.com/


al leerlo, sólo se nos ocurre exclamar: ¡menos mal!

sábado, 8 de septiembre de 2007

el síndrome maruja

Estoy contenta.

Quiero decir, que estoy contenta, con esa alegría insana que da el pensar “ya lo sabía”. Contenta con lo triste que me parece esto. No triste. Vamos a poner, mejor: esclarecedor, demostrativo, ¿ejemplar? de lo que pasa en este país (o en esta época) con estas cosas (o con todas las cosas).

Me estoy refiriendo al artículo breve, brevísimo, que escribió Filvit un poco más abajo, días atrás, acerca de la poesía de David González, y a la larga ristra de comentarios que se han ido sucediendo, en los que unos y otros se dejan la piel (con más o menos apasionamiento), defendiendo o tirándole piedras al poeta cuestionado, al artículo cuestionante, e incluso entre los propios comentaristas.

Perdón. Pero es que me ha venido la imagen de los programas éstos de la televisión donde marujas de alta alcurnia se tiran de los pelos y de las lenguas y se sacan trapos sucios hasta de lo más recóndito de los escotes.
Son programas muy divertidos. No sé si ustedes habrán visto alguno. O más no sé si ustedes habrán podido no ver alguno.

Porque el caso es que es de lo que más hay.

Es que solemos preguntarnos, los que nos las damos de cultos, por qué no habrá entre las floridas programaciones de nuestra televisión alguna cosa educativa, canales de historia, de actualidad cultural, reportajes interesantes, asuntos de éstos que nos dicen que no tienen audiencia.

De la misma manera (ingénua) nos hemos preguntado algunos (hablo ahora en concreto nosotros, los tres de CASPA), por qué hay tanta carencia de portales, páginas o blogs de teoría poética. No ya de poesía en general, que de esos hay miles y de todos los colores. Sino de teoría poética. Es decir, de las cosas raras de la poesía, de sus motivos, sus bases filosóficas; su evolución actual; los porqués y los paraqués y los dedóndes y hastacuándos de la poesía; las asociaciones y acciones que la circundan (a la poesía); un sito de reseñas curiosas, de información, de apertura a lo vario.

Más o menos eso nos preguntábamos, digo, cuando empezamos CASPA, con el ánimo de añadir alguna cosita nueva (una cosa leve, discreta, como ésta, un blog de tantos, perdido en el mundo de lo que nace sin mucho bombo). Y creo que con todo este asunto del artículo de Filvit la respuesta está bien clara:

Si en un sitio en el que se han escrito ya varios textos buenos, creo, acerca de cosas diversas, entre ellos artículos bastante gordos en cuanto a crítica (véanse: “el festival de Medellín, a la palestra” o “agentes culturales unidos”), bien pensados en cuanto a teoría, (“¿fondo o forma? La institución literaria avanza”, o “poesía+sonido+experimentación”), artículos abiertos a la controversia en cuanto a opinión teórica, artículos interesantes en cuanto a recopilación de sucesos literarios y artísticos actuales, etc., el único que ha movilizado a los lectores, (el único que ha superado con mucho los dos o tres comentarios aislados), ha sido el que hablaba de David González, yo creo que ya podemos empezar a pensar que realmente no hay mucho que hacer.

Que somos eso, parece, irremediablemente: un mucho de faceta marujil exacerbada, otro mucho, quizás, de pereza y desgana ante los “tostones teóricos”, y un muy poco de esa parte interesada, ávida de aprendizaje, cuestionadora, hasta incómoda; esa precisa parte que es justo la que hace falta para cambiar las cosas, para crecer, para hacer que evolucione esto de la poesía, esto de las artes, todo esto. Y todo lo demás.

viernes, 7 de septiembre de 2007

metamorfosis conceptuales

Llaman fotógrafo al que hace performances, performer al que actúa, actor al que recita poemas, poema visual a simples juegos de letras, letras a lo que son dibujos, dibujos a las fotografías de la mente.


Yo, como no entiendo, observo.



(Zhang Huan (¿performer/fotógrafo/artista/modelo?), en su serie "Family Tree")

martes, 4 de septiembre de 2007

un creador ejemplar

Un artista que dice no

Isidoro Valcárcel Medina, con 69 años, sigue fiel al espíritu que le convirtió en pionero del arte conceptual español. Y advierte que "es más difícil escapar del dinero que de la policía"

JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 10/07/2007


En septiembre pasado, Isidoro Valcárcel Medina fue invitado por el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) a participar en la exposición que desplegaba la colección del museo. El artista murciano, que este año cumple 70, aceptó con una propuesta peculiar. Durante nueve días estuvo pintando de blanco un muro blanco. Lo hizo con un pincel del número 8, es decir, de los que se usan para las acuarelas. "No me importa estar en un museo", explica en su casa de Madrid, un apartamento mínimo e impoluto, "pero quiero estar a mi manera, no almidonado en los sótanos. Mi forma de estar en una colección es hacer algo que no se pueda coleccionar".

Aunque hace tiempo que las actitudes radicales de los sesenta se convirtieron en aquello que denunciaban -mercancía-, Valcárcel Medina sigue fiel al espíritu que lo convirtió en un pionero del arte conceptual en España. Hoy es un mito. Durante el pasado Congreso de la Lengua, participó en una colectiva en Cartagena de Indias. Muchos de los que exponían con él podrían ser sus nietos. Lo consideraban un clásico. "Será por la edad", dice él. El artista, presente en Teatro sin teatro -la gran exposición que puede verse en el Macba hasta el 11 de septiembre-, imparte además este año un taller en el Espai d'Art Contemporani de Castellón. Pero no quiere oír hablar de sí mismo como maestro: "El arte se puede aprender, pero no enseñar. Sólo cuenta el testimonio personal. Para mí, el arte es la vida, una actitud, ser consciente de lo que quieres. Y de lo que no".

Valcárcel, en efecto, nunca ha sido un artista cómodo. En 1996, el Reina Sofía, dirigido entonces por José Guirao, lo invitó a presentar un proyecto. Él, de nuevo, aceptó. Y de nuevo con una condición: para ejecutar su obra necesitaba los presupuestos reales -montajes, catálogos, transportes, seguros- de las últimas muestras realizadas en el museo madrileño. El Reina se negó a facilitarle esa información, que él consideraba de dominio público. Así empezó una particular performance que llevó al artista hasta el Defensor del Pueblo -que le dio la razón- después de reclamar ante el Ministerio de Cultura y el Congreso de los Diputados. Ni qué decir tiene que la exposición, que hubiera colocado a Valcárcel Medina en el candelero, nunca se llevó a cabo. Para él, la obra resultante es la kafkiana correspondencia que mantuvo con todas las instancias interpeladas. No era la primera vez que el artista chocaba con una institución. Cuando una fundación, cuyo nombre no quiere revelar, le propuso exponer, él presentó un presupuesto que fue rechazado: seis euros. "Me dijeron que creaba un mal precedente no por ser caro, sino por ser barato".

Valcárcel Medina no ha vendido jamás una obra. Durante años vivió de rehabilitar casas. Con todo, él no renuncia a que le paguen, "pero un precio digno, no precio de artista". Por eso cobró lo que hubiera cobrado un pintor de brocha gorda por pintar aquel muro del Macba: 900 euros. "Parece", apostilla, "que uno tiene un estatus y ya no puede ir de pintor de brocha gorda. Vale, pues voy con un pincel fino". Para él, "el arte está supersobrevalorado". Por eso le parece "un caso maravilloso" la desaparición de la escultura de Richard Serra, de 38 toneladas, perteneciente a la colección del Reina Sofía: "La obra de arte es robar esa escultura, no hacerla".

La conversación termina desembocando en una pregunta: ¿es más difícil escapar a la persecución o al halago? "Ahora, el poder lo asume todo, lo paga y lo archiva para la tranquilidad general. Es más difícil escapar del dinero que de la policía. Hay profesionales de la protesta que medran y progresan. Antes, si escribías en una pancarta 'Franco es feo' ibas a comisaría. Hoy si escribes 'El alcalde es feo' el Ayuntamiento te compra el cartel". Con todo, siempre hay resquicios, el poder no lo asimila todo: "Es cierto, el Reina Sofía no asimila que se le pidan las cuentas. A los artistas les exijo un plus de responsabilidad. Deberían pensar: si todo lo que hago me lo compran, ¿qué puedo hacer que no me compren, para que no me cacen?". Y recuerda su experiencia: "Una vez me llevaron a Canarias y me metieron en una habitación de hotel con dos duchas y cinco televisores. Pensé: mi obligación es evitar que me vuelvan a meter en una habitación así".

lunes, 3 de septiembre de 2007

el frente de liberación del turista y la acción poética

Primera acción del Frente de Liberación del Turista


Y sabed que la lucha que nos hermana hoy será la única verdad del mañana.

Sabed, camaradas, que el turista oprimido bajo el rojo imperialista del rótulo VIAJES MARSANS, no nos lo agradecerá más que con su existencia futura y liberada. Y en cada signo que ponga en entredicho la monopolización de nuestros espacios de recreo, y en cada niño que se niegue a tirarse por el tobogán del Aquapark, y en cada abuela que no compre un pañuelo de cachemir durante una de las 742 paradas de repostaje-y-compra que hacen los autobuses del INSERSO de Madrid a Benidorm, y en cada funcionario que se niegue por tercera vez a escuchar la llamada de Cancún, y en cada pareja de recién casados que decida no comprar ese chalet adosado en la Urbanización Villahermosa a tan sólo doscientos metros del centro comercial, en cada uno de esos gestos, veremos el triunfo de esta voluntad por agredir lo que son ya los más absolutos despojos y deyecciones de la aventura capitalista.

Hemos ido dejándonos la piel en cada uno de los metros del litoral español. Nuestra sangre se mezcla con la paella prefabricada de chiringuito, nuestras experiencias estéticas no recuerdan otra cosa que el aluminio pulido y la lona blanca, nuestras papilas gustativas están machacadas de tanta horchata transgénica. Nuestros conceptos básicos de la existencia como pueden ser el amor, la amistad o la justicia, tienen la misma configuración que las políticas urbanísticas para los emporios turísticos: no tienen nada que ver con nosotros. Hemos sucumbido al estereofónico rugir de los HALCONES. Somos ratoncitos en madrigueras dobles, con baño y TV.

Debemos, camaradas, repetir a viva voz: No. No se deje engañar. No compre más piedras, deje de freírse al sol, coja al niño de la mano y no deje que se acerque al Mac Donald’s. La revista TELVA no soy yo. El ir a Cuba antes de que muera Castro, no es una razón. Deje de adquirir bonos-hotel, deje que su corazón vaya a distinto ritmo que el cuenta kilómetros.

Desde la cúpula del FLT, elegimos, tras largas deliberaciones, atacar un frente común en cada una de nuestras ciudades. Y hemos seleccionado el GILITREN. Ese gusano ferrovial que transporta a los turistas sofronizados, visitando lo que queda de los monumentos. Quitémosles esa cara de imbéciles, de sonrisas infantiles creyendo que van a Hogwarts.

Escojan la calle más céntrica y amordácense como en las viejas películas del oeste tumbándose en el suelo. Monten entre unos cuantos simpatizantes del FLT un grupo de vaqueros que asalten el tren, con sombrero y pañuelo en el rostro. Hagan que descarrile. Atraquen a sus pasajeros (que dos de ustedes sean señuelos y les den rápidamente el dinero). Flirteen elegantemente con la guapa turista de tono rojizo, pónganle el sombrero uno de ustedes y déjenle una vieja harmónica en el regazo, como verdaderos caballeros. Ella secretamente se lo agradecerá (y su marido, si es un poco listo, se dará cuenta que el contacto de ustedes con la piel de su mujer es mucho más fácil y menos irascible que el de ellos dos cuando se acuestan). Que una de las mujeres del grupo de asaltantes pase a la locomotora, y tras haber cometido el atraco, deposite un áspero beso sobre el conductor y le diga «sigue adelante, vaquero». Huyan en bicis, pedaleando hacia el ocaso.

Primera acción del Frente de Liberación del Turista, a 1 de julio de 2007, con el inicio del estío y el despertar de un nuevo ocio.

entre masturbación y orgía

(SOBRE LO ORAL Y LO ESCRITO, LOS TRADUCTORES DE OJO A OREJA, LOS RECITALES HUECOS DE PALABRAS LLENAS, VERSUS RECITALES LLENOS DONDE PUEDEN NO ESTAR LAS PALABRAS).

Debería dar miedo un recital, hacer un recital (¿decir un recital?), asistir a uno. ¿Se han dado cuenta ya de que un recital, una reunión en la que se recitan poemas previamente escritos, es el acto de traducción simultánea más radical, suicida, sin red debajo, que existe en literatura?

Excluyendo el caso de los antiguos bardos, y el de los que hoy día escriben para leer (autores que parece que escriben ya directamente en voz alta), la gran mayoría de los poemas nacen por escrito.

Lo escrito va al ojo, del ojo al mecanismo mental por el que asociamos los símbolos aleatorios de las letras a palabras que conocemos, y de ese mecanismo a otro en que esas palabras, unidas, adquieren un sentido lógico (o no tan lógico), llegando al final, incluso, este proceso, a un último nivel de evocación abstracta, en el que sin saber bien por qué, los versos nos gustan, nos estremecen, o nos dejan indiferentes, o directamente nos parecen una mierda.

Todo esto, que no es otra cosa que leer, se hace a una velocidad bastante considerable, y se hace en silencio, y lo hace uno solo consigo mismo. Es, digamos, puestos a buscar metáforas contundentes, como la masturbación de la literatura.

Entonces, después, encima o además de lo escrito, llega el recital. Y aquí ya no es uno solo, sino que por lo menos son dos, uno que dice y otro que oye. Ya no es en silencio, ya no entra la cosa por el ojo. En el recital la palabra tiene un tono y un timbre y un acento, tiene voz de mujer, o de hombre, una cadencia u otra, un volumen. Pero además tiene un gesto, unos gestos, un personaje, ese del que sale la voz que recita, que a veces se mueve mucho, a veces está quieto con la mano en el bolsillo, a veces es guapo, a veces es gordo, o viejo, o lleva gafas, o minifalda, o son varios. Y entre el personaje y el oyente hay para colmo un espacio lleno de aire, interferencias.

Así, muchas veces, siguiendo la metáfora de arriba, se convierten los recitales en una orgía. Pero en una orgía incómoda y aburrida.

Voy a remarcar aquí que pienso sinceramente que ni la lectura masturbadora ni el recital orgiástico son peores ni mejores, ni que una cosa deba sustituir a la otra, ni que haya que buscar necesariamente el camino intermedio. Son dos vías de transmisión diferentes, eso es todo: papel-ojo; voz-oído. Pero hay que darse cuenta precisamente de eso, de la diferencia, de que un mismo poema, leído en voz alta por dos personas distintas, puede dar resultados completamente antagónicos. Que del silencio a la voz hay un paso enorme y delicado.

Por eso hablaba arriba de traducciones. Cuando recitas poesía, sobre todo poesía, poeta, no estás diciendo lo mismo que dice el papel que tienes delante o en la memoria. Estás descomponiendo y recomponiendo la cosa de un campo a otro de la comunicación. Estás concretándolo todo en una voz y un gesto, singularizándolo. E igualmente cuando oyes una poesía recitada, espectador, no estás leyendo, y a veces no puedes llegar ni remotamente a hacerte una idea de lo que hubo antes en el papel.

Con todo este hilo reflexivo me doy cuenta de por qué les he tomado gusto últimamente a los recitadores que buscan otros medios, (imágenes, silencios, vídeos, volteretas, gritos…) para tratar de traducir sus poemas.

Siempre serán absolutamente alucinantes los “traductores simultáneos” que consiguen con sólo su voz y su presencia transmitir lo mismo que las letras del papel.

Pero esto no les quita mérito, creo, a los que se dan cuenta de que hay lenguajes paralelos y equivalentes a los de la poesía escrita, paradójicamente distintos a los de su trascripción inmediata en voz alta, en oral.

Esos poetas de entre la masturbación y la orgía, que buscan también eso de en medio, y lo sudan bien, y te presentan de pronto cosas totalmente poéticas, sorprendentes y bellas, en los escenarios más insospechados.

domingo, 26 de agosto de 2007

la paradoja poema-poeta

cosas que pasan con la poesía:
a mí no me gusta el poeta david gonzález (no me gusta él ni me gusta su poesía),
pero me encanta este poema.
cuántos poemas hay en david gonzález?
cuántos david gonzález hay en david gonzález?
y qué es lo que nos viene, al final, a importar: el poeta o el poema?




MANOS


las manos

me decían mis padres
antes de sentarme
a la mesa a comer

lávate bien
las manos

no alcanzaban
a comprender
que los niños
las tenemos siempre
limpias.

viernes, 10 de agosto de 2007

este descubrimiento

Un escritor, contrariamente a la opinión popular, no escribe libros.
Un escritor escribe textos.

En el viejo arte el escritor no se juzga a sí mismo como responsable del libro verdadero. Él escribe el texto. El resto es hecho por los criados, los artesanos, los trabajadores, los otros.
En el nuevo arte escribir un texto es solamente el primer eslabón en la cadena que va del escritor al lector. En el nuevo arte el escritor asume la responsabilidad del proceso entero.

En el viejo arte el escritor escribe los textos.
En el nuevo arte el escritor hace los libros.

Ulises Carrión

traducción-acción

enric cassasses es un gran poeta. como se da la circunstancia de que fuera de cataluña no es demasiado conocido, uno trata de hablar siempre de él y traducir sus textos para propios y extraños. se da también la cosa de que este miembro de caspa no tiene ni papa de catalán, así que a veces se lo inventa y a veces usa un traductor on-line que provoca traducciones marcianas y dadá. y terminamos dándose también el hecho de que a cassasses no le sobran tampoco estos dos calificativos. así que ahí va. una especie de poética en catalán marciano castellanizado. no tiene desperdicio.


Pregunta doble: quién soy y por qué escribo? Respuesta simple: escribo porque no sé quién soy. Palpejant a las oscuridades encontramos la siguiente pregunta doble: qué soy y por quien escribo? No dice para quien sino por quien, que es cómo si dijéramos por culpa de quien, pero ya veremos más abajo que el por quien y el para quien tienen la misma respuesta, en este caso. Vamos al grano: qué soy? Soy un resto del alma de la molinera vieja que al morir se le quedó enganchada como un parrac en una branqueta del baladre que había al lado del portal y cuando lo echaron a tierra, el molino, aquel retall de trapo blanco llevado por el viento me vino a la cara a encegar-me justamente cuando yo pasaba conduciendo la motoreta carraca que se había dejado la Espinac joven y primero estuve a punto de resbalar en aquel caminet de tierra de entre aquellos montes pelados, después estuve a punto de redreçar la moto y al final efectivamente resbalé y me clavé una santa patacada que no fue nada tampoco, pero la espant ya no me lo saca nadie y por esto escribo. El que quedó más afectado fue el Espinac porque no sé que de no sé qué pieza y él, aquella carraca, se lo estimaba cómo si fuera una cabreta que viene cuando se el llamamiento y la pudiera munyir, y para mirar de evitar de encontrármelo, porque me miraba de través, empecé a quedarme a casa y me dedicaba a explorar los montes pelados de la escritura, pero no como una herramienta de entretenimiento sino como una búsqueda del desconocimiento, porque soy el hombre lobo que salta afamat cada golpe que algo desconocida le pasa al alcance del urpa. Soy el hombre gol entre semana, cuando no juega a fútbol y le vienen ideas extrañas con fuerzas magnéticas que desvían la pelota hacia fuera: siempre el mismo maldito sueño, suele ante la portería xuto bien y cuando está a punto de entrar la pelota sola gira en ángulo recto y se va a las herbotes del camino ancho, como mínimo, o hasta hace falta farmacéutico... y ave, a buscarla. Soy el micropsicòleg que si te coge una locura en una millonésima de segundo te la curo antes de que se acabe y te puedes pasar el resto de la millonésima pensando tranquilamente en las musaranyes, que es una de las formas de la salud mental que todavía están permitidas. Soy lo desconocido que pasa por la calle cuando todo el mundo se conoce, o a él le parece que todo el mundo se conoce, todo el mundo menos él. Soy un loro que lo tienen siempre en un balcó que da a la placeta de bajo casa y se llama Darwin (el loro). Soy el pastor foraster que hace apacentar cabras del país y los encomienda el enyorament. Y si soy la única piedra que casualmente sobrevivirá de esta civilización? Y si soy la ceja izquierda del hombre de las cejas de espart, el hombre del bocadillo de la guerra de la Rodoreda? Resumiendo, que soy de los perdidos en un mar de castanyes, de los perdidos y bastante, y cómo que los perdidos quizás son los únicos que tienen una mínima noción de que va el festival este de los estels entre las ramas, lo escribimos para los que saben donde son, porque somos generosos y cuando tenemos dudas nos gusta compartirlos. Para poder escribir estas cosas nos hacemos muy pequeños: yo primero me hago muy pequeño, después, sin querer, casi siempre recuerdo el chico Espinac, y después pienso en un amigo mío que es multiòpata y sólo escribo frases o cosas que él las pueda entender, que es un sistema que no falla casi nunca, pero esto era antes porque mi amigo se murió de muchas cosas y puedo afirmar y asegurar que todo lo que yo había escrito hasta entonces lo había escrito para él y que todo lo que he escrito después lo he escrito por él. Llegado aquí ya puedo contestar con un poco más de aire la primera pregunta (quién soy?): soy la voz conocida que parece que te grite en la casa vacía, soy uno de tantos a la rambla de los desamparados, soy uno de los que organizaron el viaje intergalàctic de los pobres, la desesperación de los ricos, el consuelo de la gente grande. Y la segunda pregunta (por qué escribo?): no lo sé.