martes, 11 de mayo de 2010

Eyjafjallajökull: reseña de arte

De momento sigue pasando desapercibido el comunicado a través del cual el colectivo islandés Ökull se ha atribuido ante el pasmo general el turbio asunto del volcán y su nube de humo. Es posible que la intervención depare aún una sorpresa si, como parece, pretende silenciarse el asunto o desacreditar la autoría del grupo artístico.

Es, que sepamos, el mayor logro de intoxicación informativa (que se haya hecho público) de la historia y han bastado dos años de preparación en los que el grupo, compuesto por trece científicos y artistas, ha trabajado en la manera de intervenir mediáticamente a escala global en la realidad financiera, política y personal de un número ingente de personas.

Durante ese tiempo generaron todos los
vídeos e informes que ahora van desgranando los informativos (las imágenes del volcán son manipulaciones de la anterior erupción) y afirman tener material para probar y mostrar la evolución de la supuesta nube volcánica durante tres meses más. El comunicado, que fue enviado anoche a las redacciones de cinco revistas digitales de arte y los diarios islandeses, viene acompañado de un dossier completo con la argumentación teórica y el desarrollo de la obra.

Sin embargo, el éxito es tal que a pesar de la atribución (que vuela por la red), la noticia es todavía la del cierre de aeropuertos y el crecimiento de la nube. Se espera una respuesta inmediata de las compañías aéreas para exigir la apertura total de las rutas de vuelo.

Pero por el momento continúa el silencio informativo, incluso a pesar de que Andra Omarbetade Upplagan, portavoz del colectivo, ya había expresado en su obra
Lifvet Pa Island, Under Sagotiden (La vida de la isla bajo una verdad nueva) la necesidad de inculcar en toda población civil una desconfianza radical hacia la comunicación de masas.

Sería demasiado ambicioso el tratar de condensar aquí las teorías de Omarbetade, baste decir que continúa la línea deconstruccionista de Derrida y replantea la necesidad cognitiva de la oralidad y los niveles intolerables de ruido que se producen en los mensajes cuando no son transmitidos desde una experiencia única y personal. Quizá ayude a ilustrar esta idea su poema "
Ordalisti".

Entre los objetivos secundarios de esta acción el colectivo enumera “la exposición del falsario bucle informativo mediante el cual los ciudadanos resultan sometidos a los intereses financieros así como del carácter virtual de la realidad en la que vivimos”.

Las respuestas se han sucedido velozmente y hay quien ya afirma que la acción del colectivo Ökull está fuera de tono ya que el momento de intervenir grandes espacios quedó atrás hace cinco o diez años. Algunos incluso se atreven a sugerir que el contexto de crisis financiera global no era el más adecuado para una maniobra como ésta (ha llegado a calificarse de acción terrorista, parece ser que el colectivo alberga un grupúsculo violento).

La acción tampoco ha entusiasmado a algunos ecologistas que han acusado a Ökull de servir en realidad a intereses políticos y de estar interponiendo una “pantalla de humo” [sic] para distraer de los problemas reales. La misma Greenpeace ha emitido un comunicado condenando la acción por “generar falsa alarma y banalizar los problemas ecológicos de la globalización”.

No puedo estar más en contra de quienes no advierten en esta macroinstalación la ocupación significativa de un espacio difuso, transnacional e ilimitado, cuya naturaleza virtual, no física, sino ocupación imaginaria y colectiva ha repercutido profundamente en la economía y la política, además de en miles de personas individualmente. Es tan grande lo que ha hecho Ökull, tan ambicioso, que a partir de ahora sólo podremos llamar intervención artística a las obras que, como Eyjafjallajökull, modifiquen realmente la vida de muchos de sus involuntarios espectadores en un contexto mucho más amplio que el puramente emocional, por ejemplo, impidiéndoles viajar además de desasosegarles, angustiarles, y apenarles hasta la resignación; pero, como Eyjafjallajökull, también procurando una nueva admiración ante la fuerzas naturales y el desplazamiento de la posición humana de superioridad frente a las contingencias meteorológicas que pueden de un plumazo acabar con el aparentemente sólido progreso tecnológico.

Una cosa queda clara en lo que respecta a la estética y es la evidente potencia de la imaginación ya no para transformar, ni siquiera pervertir la realidad, sino para crearla.

Hemos de concluir, pues, que:

Todo sueño es real.

Por Tanto.

Cumplir un sueño es la voz pasiva de haberlo soñado.

Y Que.

Todo deseo es un acto poético.

1 comentario:

G. Debord dijo...

"El espectáculo es el mal sueño de la sociedad moderna encadenada, que no expresa en última instancia más que su deseo de dormir. El espectáculo vela ese sueño. La mercancía es la ilusión efectivamente real, y el espectáculo es su manifestación general. cuando la masa de mercancías se aproxima a lo aberrante, lo aberrante en cuanto tal se convierte en una mercancía específica.

Emanciparse de las bases materiales de la verdad tergiversada: he ahí en lo que consiste la autoemancipación de nuestra época. La verdad de esta sociedad no es otra cosa que la negación de esta sociedad".