En aras de afrontar la crisis de
consumo derivada de la crisis del mercado laboral derivada de la
crisis financiera derivada de la edad del pavo de la democracia, el
departamento de I+D+i¬h≠1
del colectivo CASPA ha empleado los últimos meses en
desarrollar una tecnología que impulse a España por encima de las
superpotencias económicas. Por fin: una solución para la economía
en la línea de las grandes empresas que están incluyendo a los
artistas en su nómina con el propósito de que el arte sirva para
algo, concretamente, para ganar dinero. Véase.
Es un orgullo para nosotros presentaros
el primer prototipo de la «máquina de
hacer nada» [patente pendiente de aprobación], cuyo nombre definitivo se
encargará a Fernando Beltrán,
poeta que ha demostrado su capacidad para que la poesía sirva para
algo, concretamente, ganar dinero.
Contrariamente a lo que pueda parecer,
esta máquina no genera la nada, sino que simplemente no hace nada,
ni siquiera consume energía. Es, por tanto, limpia y ecológica. Afirmamos que, si todo el
mundo adquiere una (el precio de venta al público es de apenas
249,49 €, en comodísimos plazos), este consumo generará unos
réditos que, invertidos sabiamente, podrían llegar a generar medio
millón de puestos de trabajo (la producción es harto compleja) y
beneficios que, bien repartidos, aún permitirían inventar y
desarrollar nuevos productos similares con que ocupar a más gente.
Por si fuera poco, está íntegramente fabricada con materias primas
españolas, por lo cual toda la inversión redunda en beneficios para
la nación, lo mires como lo mires. Si a esto añadimos la
exportación potencial, empezamos a hablar de una riqueza tal que los
bonos alemanes van a parecer pocilgas con cerdos muertos al lado de
las cotizaciones de la deuda española embarcada en este proyecto
histórico.
Cuarenta y siete millones de españoles
a doscientos cuarenta nueve euros por barba arroja una producción de
once billones setecientos ventiseismil millones treinta mil euros,
dinero más que suficiente para reparar el déficit del Estado,
fundar un banco público de créditos justos, poner el mercado todas
las viviendas vacías retenidas por los especuladores inmobiliarios y
comprarle a todo el mundo una piruleta de fresa con que endulzar
estos días aciagos. Esto con las ventas sólo en España.
Su lanzamiento a nivel nacional está previsto para comienzos del próximo abril, en el marco de una campaña publicitaria vastísima que hará hincapié en la solidaridad de todo el mundo: una sola compra de cada uno de nosotros solucionará todos nuestros problemas.
Comprarla es hacer patria. ¡Salva a tu
patria!
El arte es la respuesta.
Lo inútil y lo útil en paradójica confrontación, por fin, abrazados por un futuro mejor.
Addenda:
Son muchas las críticas que hemos recibido durante el desarrollo de esta genial idea. Ya sabemos que no es diferente comprar esta máquina fantástica de
comprar un cuadro, claro. Pero ¿quién quiere un cuadro, que no
sirve para nada, pudiendo tener este extraordinario invento? Por otra parte, no podemos comprar todos el mismo cuadro, cuya producción artesanal es lenta y única, frente a las ventajas de la producción en cadena en cuanto a costes y plazos. Sin olvidar que, si compramos todos cuadros, el dinero se dispersará caóticamente entre muchos artistas que con seguridad lo gastarán en drogas o prostitutas, sin crear empleo masivo. También hay quien ha afirmado que no todo el mundo tiene capacidad económica para adquirir este producto, pero este punto de vista procede de la cerrazón intelectual: con este pequeño esfuerzo económico, las consecuencias serán tan beneficiosas para todos que aquel gasto en principio costoso resultará una minucia visto en perspectiva.
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