Hace tiempo que discutí sobre esto con un poeta en el bar de abajo, pincho de tortilla mediante. Salió el anuncio del bemeuve. Música estupenda, imágenes de la polla: manos que acariciaban una espalda, o un bracito, iluminación perfecta, objetivo con macro para captar el momentazo de los pelos de punta. Bemeuve ¿te gusta conducir? Mi poeta dijo: “Ese anuncio tiene poesía”.
Entonces lo estuvimos hablando, no, no señor, para mí eso no es. Sobra aquí en este blog de CASPA, frecuentado por gente tan leída, que me explique. Bueno, en pequeño, lo medio-explico: en mi opinión, la creación, y ni mucho menos la belleza precedida por un briefing, puesta al servicio del capitalismo, encantadora de serpientes y bichitas, creadora de universos simbólicos con el fin de venderte la burra (metalizada, en este caso), no tiene nada que ver con la poesía. Es más, la contraviene. La cosa más bien es al revés. Pero bueno, sobre la publicidad y sus semióticas y su contrario, la poesía y sus resistencias, mejor los habla el Barthes, o los ensayos de Riechmann.
A lo que iba. Que cuántos anuncios parecen poemas, que cuántos versos parecen de anuncio. Que un poeta visual no es un diseñador. Que copy y poeta son antónimos. Que guionista no es igual o menor a poeta. Que lo de la poesía es otra cosa, y que una cosa es un conjuro y otra es un eslogan. Todo esto venía porque acabo de ver un anuncio de otro coche, el nuevo COROLLA VERSO. CALIDAD E INGENIO EN SIETE PLAZAS. Hay que joderse…
martes, 18 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Estoy completamente de acuerdo. La poesía es como el caviar y la publicidad un simple pescado. No hay que confundir. Un buen slogan es un buen slogan y jamás será un poema porque los objetivos de cada texto son diferentes. El slogan vende y el poema trasciende.
Publicar un comentario