viernes, 14 de agosto de 2009

Pelo de poeta II

Vladimir Maiakovski, ¿qué dice Lila Brick de que fumes bolígrafos?

En la cárcel soñabas que Musil te pegaba sillas en la solapa. Por eso la proteges.

Has dejado en un perchero del futuro la gabardina amarilla, así cualquiera.

Pareces un dibujo de Maiakovski.


























¿No te has cansado ya de que Varvara Stepánova te afeite la cabeza con sus medias?

No te pongas así. Te juro que yo pago el Becherovka. Van a enterrarte con peluca: eso no lo podemos evitar.

Cuando te llame Zara, no lo cojas.


Y de todos modos

La calle se ha hundido como la nariz de un sifilítico.
El río es voluptuosidad que se prolonga en saliva.
Lanzando su ropa interior hasta la última hoja
los jardines yacen derrengados obscenamente en junio.
Salgo a la plaza,me pongo en la cabeza

la calle ardiente, como una peluca roja.
Los peatones me eluden con temor: en mi boca
agita las piernas un grito a medio masticar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Vladimiro! ¡Te lo advertimos! No cojas el teléfono, no dejes la gabardina lejos de tu alcance, no permitas que te afeiten sólo porque estás demasiado cansado para negarte, no te signifiques... ponerse una peluca roja es marcarse el pecho.

Pero si nos hubieras hecho caso de qué le hubiera servido a nadie.

Don Hirsuto dijo...

¿Deberé beber Floid?

Anónimo dijo...

Querido señor, sea usté bienvenido. Usted y su amigo, el que lleva en brazos o el que le lleva en brazos a usted, porque en su descripción se resiste a informarnos de quién es quién, no sólo deberán beber Floid sino hacer brindis hasta el desmayo.