sábado, 8 de agosto de 2009

Pelo de poeta

Stephen Spender, el gastador Esteban, ven a malgastar tus riquezas conmigo.

Derrocharemos no eternamente –como diría el de la barba llena de mariposas-, sino hasta que se nos acabe. Oh, qué hermoso será pagar diecisiete y dejar treinta y dos de propina. Ah, tú has de soltar todas las moneditas que a tu poder lleguen para dejarte libre la mano de peinarse, la mano de hacer un gesto ay de hombre libre y pobre, que aunque parezca que va caminando, sin que se note va trotando a lo largo de las casposas calles.



A qué brutal iglesia, que parece un granero, has dado la espalda para sacarte este retrato. Oh quién te peina el pelo.

¿Han sido las mismas manos las que te han colocado la bufanda para que no te enfríes pero sin descuidar la simetría y las que te han sacado de quicio la cabellera? Mírala cómo señala el cielo, pero un poco escorada, cabellera como trigo mecido por el viento.

Esteban, ¿te han tirado del pelo?

Cuando tirábamos del pelo queríamos acariciar, pero no sabíamos hacerlo.


To my Daughter

Bright clasp of her whole hand around my finger,
My daughter, as we walk together now.

All my life I'll feel a ring invisibly

Circle this bone with shining: when she is grown

Far from today as her eyes are far already.

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