jueves, 5 de febrero de 2009

Astracán (desambiguación)



'La poesía es una cosa muy bonita -dice la directora del instituto- la verdad es que no la explotamos lo suficiente'. La poesía es una cosa muy bonita y a mí me gusta mirarla por la tardes mientras Kerri Sable hace desaparecer yet another cock. Pero no nos pongamos alegres, esperemos un cuento:

Un profesor se levanta en Chicago,
mira los rascacielos y se pregunta
si hizo bien
en reservar esos billetes
a través de internet.

Pura poesía pura. Olé.

Y ahora centrémonos en el tema: la desambiguación del poeta suicida.

Una frase ingeniosa del político rumano Valeriu Butulescu pregunta si el suicida es víctima o es verdugo. En primer lugar habría que determinar si el suicida es (ya que la condición de no ser parece inherente al mismo) pero podríamos, dejándonos llevar por los juegos fónicos, responder a Butulescu escurriendo el bulto: el suicida no es víctima ni verdugo, el suicida es poético. Hasta hoy el mundo ha ofrecido grandes suicidas de todos los sexos, tamaños, colores, orígenes y profesiones. Pero pocos han recibido la atención de los poetas suicidas. La famosa y siempre recomendable antología de José Luis Gallero Antología de poetas suicidas (1770-1985) contiene algunas de las historias más sorprendentes y patético-poéticas protagonizadas por poetas, como la de Ángel Ganivet, que se arrojó desde un barco al Duina y que fue rescatado por los pasajeros. Tras pedir disculpas aprovechó la confusión general para volver a tirarse a las aguas heladas y cumplir así su objetivo. Tampoco habría que desdeñar el esfuerzo del poeta griego Costas Cariotakis, que la noche del 20 de julio de 1928 se dirigió al agitado Mediterráneo con la intención de acabar con su vida. Diez horas después la corriente le devolvió sano y salvo a la playa. Entonces regresó a su casa, se cambió de ropa, salió a desayunar, compró una pistola y se disparó una bala en el corazón bajo un eucaliptus. Huelga decir que la decisión de hacerlo bajo un eucaliptus confirma su condición de poeta. La antología de José Luis Gallero (2005) da buena cuenta de todos ellos pero no puede responder a la pregunta fundamental: ¿Por qué se matan los poetas?



Recuperamos:

el hombre sigue sin saber
si hizo lo correcto.

Observa los rascacielos e imagina una novela que podría costar unos 15 dólares o quizá 14.

Daniel Hudson Burnham, un arquitecto de prestigio, había recibido el encargo de dirigir la construcción de todos los edificios de la Feria Universal de Chicago, que abriría sus puertas en 1893; Henry H. Holmes era médico, y decidió aplicar sus conocimientos de la manera más cruel. Mientras Burnham levantaba a ritmo endiablado las paredes de unos palacios espectaculares, Holmes erigió su propia mansión al lado mismo del recinto ferial, y en los sótanos de la casa mandó construir unas salas de tortura equipadas con mesas de disección, cámaras de gas y hornos crematorios. Ahí un sinfín de mujeres jóvenes, seducidas por los dulces modales del médico, encontrarían el dolor y la muerte...

Pero no es culpa tuya, no es culpa tuya. La poesía está, existe,

es

porque así lo constata la directora del instituto, el cadáver congelado de Ganivet y el gilipollas de Henry H. Holmes que, después de todo, nunca toleró bien a Whitman.

Poesía por los codos y una visita improvisada a Rusia para gritar en catalán

La desambiguació no existeix!
Les coses no milloren si tothom ho vol!
És hora de tornar al bosc
(si encara quedés un bosc).
Barcelona no és bona ni jo tampoc.

Pero todo esto, por descontado, no es un poema ni merece demasiadas consideraciones. O sí.

El hombre piensa en la macabra historia de Henry H. Holmes.
Piensa en la reserva.
No sabe si hizo bien.

Quiere anotar el número de la reserva y descubre que no tiene papel.

Acude de inmediato al frigorífico donde encuentra la factura de la luz.

Enciende le ordenador.

Entra en su correo.

Está a punto de escribir el primer número cuando escribe

But there are things you don't need to know.
Things I would rather the glass could hide.

Y punto.

Porque la poesía no está lo suficientemente explotada, dice la directora.

Porque los verdaderos poetas nunca se han llamado a sí mismos así.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

How nice. Me ha hecho pensar en Salgari, morto por propia mano en horrible carnicería el 25 de abril: salí velozmente de Torino y caí en Lisbon.

Anónimo dijo...

Por alguna razón he recordado -no suelo hacerlo a menudo- aquella versión que de la canción "Chatterton" de Gainsbourg hizo Mick Harvey...

http://www.youtube.com/watch?v=GMfurEVpOkI