viernes, 9 de noviembre de 2007

Me van a tener que matar

De momento me toca ocupar este tiempo que hay entre poema y poema. Es algo complicado y sucio que, en el fondo, no le deseo a nadie. Con las leves e insatisfactorias excepciones obligatorias (recital y cual, pecho izquierdo y derecho, vino y fue) apenas tengo para hacer la digestión.
De momento habrá que seguir a la espera de convertirse totalmente en poema, de ser sólo poema e incluso, mejor, el recuerdo difuso en la cabeza de alguien que escuchó una vez algo que igual era un poema y que recuerda que le gustó, pero no sabe muy bien por qué.

No hace falta seguir engañándose, el problema principal es que la vida le quita mucho tiempo al poema. Y encima hay gente que se plantea escribir artículos sobre el tema, publicar en blogs casposos que sólo leen los desalmados, enamorarse y, lo más aberrante, ser feliz. No señores, no podemos pretender nada de esto, la vida está acabando con la poesía.


Pues nada, me van a tener que matar.

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